Suele decirse que todo pasa, pero este verano acabará dejando marcas en el Valencia CF y alrededores. El nuevo despertar de Peter Lim -cíclico y conforme a las posibilidades de mercado que ofrezca o no el equipo- está repartiendo a todos bofetadas de realidad. Para los que un día confiamos en el proyecto deportivo del inversor de Singapur. Para los que hace dos años se creyeron, a pies juntillas, que el máximo accionista ofrecía los mandos del club a Mateu Alemany y Marcelino. Para los que se pensaron que Kondogbia vino al club por obra y arte de la 'doble M' y no como parte del intercambio con el Inter por João Cancelo en el que participó Jorge Mendes. Para los que no hicieron ni caso de la renovación a la fuerza de Rúben Vezo tras una hoja de méritos vacía. Para los del consenso, entre ellos, entrenador y director general. Para un presidente que en privado hablaba hace poco de acercarse al Atlético mientras su jefe tramaba malvender, precisamente, al Cholo Simeone a uno de los mejores futbolistas del equipo. La realidad es que Lim está por encima de todo y de todos. En las decisiones medianamente importantes el consentimiento final es, siempre y exclusivamente, suyo. Y eso no es consenso -dense una vuelta por el diccionario-. Muy poco ha cambiado desde octubre de 2014, simplemente, los ciclos en los que prefirió involucrarse en mayor o menor medida. Como la 'doble M', Amadeo Salvo y Rufete disfrutaron también de fichajes como De Paul, Mustafi u Orbán y unos cuantos meses de gloria en el Valencia que terminó la Liga 14/15 cuarto clasificado con 77 puntos.La Liga no nos espera

Suele decirse también que de todo se aprende, aunque a veces uno lo duda cuando estamos en València. El conflicto confunde. En la trinchera de uno u otro bando la reflexión disminuye y da la sensación de que una parte importante de afición y entorno vive con una alarmante memoria de pez. Parece que muy pocos se acuerdan ya de que en mayo el Valencia CF conquistó un título tras 11 años a dos velas, o de que en un mes volverá a jugar la Champions. Cómo van a recordar que esta crisis es una película repetida con un actor principal, el propietario, que pronto cumplirá cinco años al frente del club sin haberlo posicionado este lustro entre los 20 mejores de Europa. Cuando Meriton aterrizó en la ciudad se marcó el propósito de establecerse durante una década en la Liga de Campeones. Hoy la gestión Lim alcanza el sinsentido de virar el rumbo en pleno julio reduciendo a la insignificancia el papel del director general y el técnico: figuras clave en el Valencia que el curso pasado ocupó la décima plaza en el ranking UEFA. De Marcelino no me convence ni su rigidez táctica ni su falta de valentía con futbolistas por descubrir. Podrá tener mil defectos, pero en la vida los resultados y los tiempos cuentan. La Liga está en marcha y los intereses del entrenador -disponer de la plantilla más potente posible- son los de todos los valencianistas. En tanto nos preocupa la delantera del Valencia, pendiente como club pequeño de la caja del Atlético, los rojiblancos y hasta el Sevilla huelen mejor que hace un año. En esto Marcelino tiene razón. Peter, no es momento de ir hacia atrás como un cangrejo. PD: Los seis puntos del Sevilla obligan a hablar más allá de la sala de prensa.