Es innegociable que hay partidos que motivan más que otros a los futbolistas, pero ahí es cuando debe aparecer la mano del entrenador para saber cuál es la mejor alineación posible uniendo los aspectos físicos, técnicos y mentales. No voy a decir que el Valencia considerara un estorbo el partido contra el Espanyol, a pesar de ver a los futbolistas apáticos, pero no hay excusas. Otro regalo del Málaga —que sumó un pírrico empate ante la Real Sociedad— ayuda a mantener la tercera posición, pero hay que ser conscientes de que el VCF se está jugando la vida en la competición doméstica. ¿A quién no le atrae jugar este jueves en el Calderón una semifinal europea? Eso ya se da por sentado, pero antes estaba la final de Cornellà, un partido que por desgracia ya no va a volver. Un futbolista que luzca este escudo está obligado a dar la cara siempre, guste más o menos, no es cuestión de levantarte un día y apretar un botón para ver si te apetece jugar o no. Por encima de todo se defiende a una entidad.

Una Champions necesaria

Para tener a los mejores

Ganar la Europa League es una ilusión, sólo falta un paso para llegar a la final de Bucarest del próximo 9 de mayo, pero levantar ese título no te permite disputar la próxima edición de la Champions. Con la coyuntura económica de la entidad, estar en la máxima competición continental es una necesidad para retener a tus principales futbolistas y eso pasa exclusivamente por la liga; y por detrás, el Málaga perdona… Viendo la diferencia que llegó a ser de ocho puntos con el cuarto clasificado, ahora se habría podido preparar el duelo contra el Atlético sin echar un vistazo a la liga.

Jonas y Aduriz

Dos estilos muy distintos

Unai volvió a apostar por Jonas como delantero referencia. Funcionó en Mestalla contra el Rayo, pero fuera de casa cambia el escenario y a pesar del esfuerzo que hace el brasileño, existe la sensación en la zona noble del club que físicamente la mejor opción para medirse al Espanyol era la de Aritz. Hizo un excelente partido en el Bernabéu, pero le ha valido de bien poco… Él tiene claro que no va a bajar nunca los brazos.

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