De entre todos los talentos por los que apostó Canana, el caso más llamativo y paradigmático fue el de Paco Cabanes ´Genovés´. El trinqueter y marxador lo conoció en la localidad de la Costera, de donde eran ambos, y se lo llevó a trabajar en la obra a los pueblos de la Marina a finales de los 60 y principios de los 70. Aquel chico joven de fuerza descomunal apuntaba maneras, pero se dedicaba principalmente al raspall.

Cuando todavía no tenía 20 años, surgió una vacante en un campeonato juvenil en Benissa, y Canana propuso al entonces desconocido Paco Cabanes. Era el inicio del mito.

Por la mañana trabajaban juntos. Y por la tarde, Miralles se llevaba al joven Paco Cabanes a los trinquets para que jugase y cuajase como pilotari, incluso contra la resistencia de la familia del joven, que lo veía como una pérdida de tiempo. En aquellos tiempos, la pilota tenía mala prensa. Pero aunque la carrera de Genovés fue meteórica, ni el nació aprendido, y los inicios fueron muy duros.

"Al principio la cosa no iba bien, no ganaba mucho dinero, y quería dejárselo. Muchas tardes me decía que no quería volver, pero yo le pedí que tuviera paciencia", explica el propio Canana en un documental sobre la vida del mítico escaleter, para muchos, el mejor de todos los tiempos. Paco le hizo caso, y en menos de dos años ya era la máxima figura de los trinquets, donde rivalizó con el entonces número uno, Eusebio, y con un Rovellet ya en el tramo final de su carrera.