PROFESSIONALS

El gran vacío legal de la pilota

El deporte autóctono sufre un agravio comparativo durante la pandemia con el resto de deportes profesionales, al que el Consell no le da solución, mientras los pilotaris siguen sin poder competir

El gran vacío legal de la pilota

El gran vacío legal de la pilota

PEIO BORT

La pandemia de la Covid-19 ha sacado a flote la gran carencia de la pilota valenciana, lo que ha llevado al parón de toda su actividad con la aplicación de las restricciones sanitarias. La práctica de la vaqueta ha quedado indefensa sin que la Generalitat Valenciana haya sabido darle solución. El desamparo legal del deporte autóctono queda más en evidencia si se compara con la pelota vasca, que no ha cesado su actividad gracias, entre otras cosas, a la protección que le brinda el gobierno de Euskadi. O con la lucha canaria, otro deporte nativo en situación ventajosa en relación a la pilota valenciana.

¿Por qué, entonces, la pilota sufre una desprotección?¿Por qué la Consellería de Cultura y Deportes (Compromís) no puede auxiliar al deporte autóctono ante las restricciones de Sanitat (PSPV) si todo queda en casa? Las ligas profesionales, como la Liga de fútbol o la ACB de baloncesto, y las competiciones de los deportes de ámbito estatal -aquellos reconocidos por el Consejo Superior de Deportes (CSD)- no han cesado su actividad en la Comunitat Valenciana durante las últimas restricciones. Sí la pilota, pese a que, en la práctica, sí que es profesional. Toda la estructura que envuelve a las principales competiciones lo es.

«En total, hay más de 40 jugadores que cobran por jugar, unos porque tienen su nómina todo el año y otros porque durante la competición se les firma un contrato», explica José María Cataluña, presidente de la Fundación de Pilota Valenciana (Funpival), el colectivo que gestiona las competiciones profesionales de este deporte, catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC), pero sin un marco legal que lo proteja.

A la pilota ya se le vieron los huesos en la crisis de su catedral, el trinquet de Pelayo

«Yo tengo un contrato, como otros pelotaris, pero no estamos reconocidos como deporte profesional. Da mucha rabia que tenga que venir una pandemia para darnos cuenta de cómo está nuestro deporte», asegura Puchol II, cuatro veces campeón del Individual de Escala i Corda, crítico con el paisaje desolador de trinquets cerrados.

«Es un deporte nuestro, que apoyan todos los partidos políticos valencianos, así que toca hacer autocrítica de por qué no estamos regulados en algo tan auténtico y propio», apostilla. Desde Funpival, añade Cataluña: «La fundación se creó para regular, precisamente, el deporte profesional de la pelota. Pero estamos en un limbo porque no se nos reconoce como tal. Que las consellerias de Cultura y Deportes y la de Sanidad se pongan de acuerdo», pide.

El otro requisito que avalaría el blindaje de la actividad de la pilota sería estar bajo el manto del CSD. «Pero como somos una federación autonómica, porque nuestro deporte sólo se practica en la Comunitat, dependemos de la Conselleria de Cultura y Deportes. La normativa a nivel nacional no nos afecta. La pelota vasca sí que tiene federación española, y la lucha canaria compite internacionalmente con la bandera de España», explica el presidente de la Federación de Pilota Valenciana, Daniel San Juán.

«Le hemos pedido al Consell algún tipo de excepción», coincide con el resto de discursos. Desde la Conselleria de Cultura y Deportes, el director general de deportes, Josep Miquel Moya, retrata las diferencias de criterios dentro de la propia Generalitat Valenciana: «Nosotros seguimos trabajando con otras consellerias (en relación a Sanitat) para que la pilota tenga un reconocimiento explícito y que, por tanto, tenga una mirada más amable».