El Abierto de Australia, Indian Wells, Montecarlo, el Conde de Godó y Roma. Cinco títulos en un inicio de temporada espectacular en el que Rafa Nadal no sólo consolidó su posición de número 1 del mundo, sino que empezó a soñar con la posibilidad de lograr el Grand Slam ganando por primera vez los cuatro grandes torneos del circuito —Abierto de Australia, Roland Garros, Wimbledon y Open USA—.

Pero como si de una maldición se tratara, sus planes y la ilusión de sus fans han saltado por los aires en apenas un mes, ya que desde su derrota en la final del Masters de Madrid el 17 de mayo ante Federer, el balear no ha podido levantar cabeza, en parte, por las molestias que sufre en sus rodillas.

La primera decepción llegó en el torneo de Roland Garros, cuando el sueco Robin Soderling le eliminó sorprendentemente en octavos de final e impidió que pudiera aspirar a ganar su quinto título consecutiva en la arcilla de París. Aquella primera derrota en la carrera de Nadal desde que debutó en 2005 en Roland Garros allanó el camino para que Federer lograra el único torneo del Grand Slam que le faltaba y recortara así su diferencia con Nadal en la clasificación mundial de la ATP.

El mallorquín se sometió días después a unas pruebas médicas en España que confirmaron su lesión en las rodillas y anunció su ausencia del torneo de Queen´s para intentar estar recuperado para el de Wimbledon. Pero ni uno ni otro. Nadal no ha podido defender ninguno de los títulos sobre hierba que ganó el año pasado en Londres y ahora ve hasta peligrar su número 1 de la ATP, tanto con Federer como con Andy Murray.

Ambos lamentaron precisamente ayer su ausencia, aunque saben que les da más opciones de ganar el título. Federer explicó que «es decepcionante para el torneo y para mí que no juegue; me habría gustado repetir el espectáculo de la final de 2008». Murray, por su parte, dice que «es una pena que Rafa no pueda jugar. Sin él tengo más opciones de ganar, pero Federer sigue siendo el claro favorito».