Conocido, sobre todo, por sus logros en la natación, Michael Phelps, ocho veces campeón olímpico en Pekín 2008 y seis en Atenas 2004, tiene otra gran afición: el póquer, juego de cartas al que tampoco le gusta perder y que no descarta que pueda ser su opción de futuro.

Así lo explica el de Baltimore en una entrevista que publica hoy el diario italiano "La Gazzetta dello Sport", en la que Phelps aborda esa otra faceta suya menos conocida, la que queda una vez sale de la piscina, la de jugador de cartas.

"Me ayuda a relajarme. Esto también es deporte", comenta el nadador, quien asegura que esto de las cartas se le da bastante bien, con un porcentaje de victorias muy elevado, sobre todo, en las partidas jugadas en el casino de Michigan, en Estados Unidos.

"Es sólo diversión: nueve de cada diez veces ganaba (en Michigan). No me gusta perder tampoco en esto. No, no pierdo mucho dinero. Y además también he mejorado en esto de las cartas.

Cualquier cosa que hago quiero mejorar en ella", añade.

Phelps juega y juega y no sólo contra personas, también contra la máquina: "Cuando salgo de la piscina después de un duro entrenamiento, vuelvo a casa y paso un par de horas en el ordenador comiendo algo. Sí, me permite recuperar las energías y no me hace perder la concentración", explica.

"Durante los seis meses de parón tras los Juegos Olímpicos -añade- he estado en Las Vegas. Quería mejorar y participar en las World Series, pero debería dedicarle más tiempo para conseguirlo y la natación volvió a absorber muchas horas de mi vida. Hasta (los Juegos Olímpicos de) Londres (2012) sólo me dedicaré a la natación, luego se verá".

El nadador, quien sale del Mundial de Natación de Roma 2009 con 5 oros y una plata en su haber, no descarta que una vez se retire de la competición profesional en el agua, pueda pasarse a las cartas, pero explica que, por el momento, ha puesto en marcha una empresa de gestión de piscinas con su entrenador, Bob Bowman.

Sea como fuere, las partidas de juegos de mesa con sus compañeros en los Juegos Olímpicos de Pekín son uno de los mejores recuerdos que el nadador se lleva de su experiencia en la capital china.

"Los desafíos con los compañeros de habitación están entre los recuerdos más bonitos de esos días. Siempre estaré agradecido a los compañeros por todas las partidas nocturnas de Risk. Cuántas risas", apunta Phelps, quien no se olvida de su primera ocupación: "En el Mundial quería demostrar que tengo aún muchas ganas de crecer en la natación", concluye.