El irlandés Philip Deignan, del Cervélo, escaló con éxito la muralla de Ávila para conquistar su primera victoria en la Vuelta, en un duelo al esprint en el que se impuso al checo Roman Kreuziger, mientras que los favoritos entraron en grupo a 9.40 minutos con el español Alejandro Valverde un día más vestido de oro.

Deignan, nacido en Latterkenny hace 26 años, emocionó a su ausente jefe de filas y ´fundador´ del Cervélo, Carlos Sastre, el vencedor del Tour 2008, que aplaudió en casa el éxito de su compañero, que ganó el pulso a Kreuziger con una tremenda arrancada final, en la que aún picó 3 segundos a su rival del Liquigas. Marcó en meta 4h.19.14. A continuación fueron llegando en el margen de un minuto los integrantes de los 16 fugados que animaron una etapa que se quedó en agua de borrajas. «Vísperas de mucho, días de nada». Los 165 kilómetros de la decimoctava etapa entre Talavera de la Reina (Toledo) y Ávila sólo sirvieron para arrancar otra hoja del calendario. No hay fuerzas.

Y nada sucedió en la zona caliente de la clasificación. El perfil montañoso de la sierra abulense no alteró los ánimos de los aspirantes al título. Juego pasivo se hubiera pitado en balonmano. Valverde dio un paso más hacia Madrid con las mismas diferencias sobre sus acompañantes actuales del podio, o sea, medio minuto sobre el holandés Robert Gesink y 1.10 respecto a Samuel Sánchez.

El protagonismo junto a las murallas de la monumental Ávila fue para Deignan, formado en el Ag2r francés. Estuvo atento en el descenso del último puerto de la etapa, el del Boquerón, cuando Kreuziger rompió el grupo. Una selección natural cuesta abajo, donde también se deciden las carreras. Ambos atravesaron la zona adoquinada junto a las murallas y se midieron cuerpo a cuerpo. El checo amagó, iba de farol. El irlandés se percató, superó los nervios de la inexperiencia y aplicó la ley del más fuerte. En su segunda Vuelta, la victoria más importante desde su debut profesional en 2005.

Un día frío, lluvioso, desapacible. Talavera despidió al pelotón con cara gris. Por delante la montaña abulense y alguna trampa inédita. Se formó la fuga en el kilómetro 40. Ningún representante del Caisse D´Epargne de Alejandro Valverde, que no vio ningún dorsal peligroso por delante. El Euskaltel metió a Igor Antón y el Liquigas a Kreuziger. Entraron además el rey de la montaña David Moncoutié y el clasicómano belga Philippe Gilbert.

La expedición coronó los 20 kilómetros de ascenso a Mijares (1a) con 2.05 minutos de renta sobre un pelotón controlado por Euskaltel. En el esprint intermedio de El Barraco (km 93), el pueblo ciclista por excelencia la ventaja, aumentaba a los 5 minutos. El Caisse D´Epargne y el Euskaltel tomaron el control en El Mediano, una especia de Xorret del Catí de 4 kilómetros y rampas de hasta el 17 por ciento, inédito, potable para las emboscadas, pero manso si los corredores lo suben en familia, a ritmo. No sorprendió a nadie.

El checo Kreuziger cruzó al frente de la avanzadilla con un adelanto de 3.32 minutos. Los ilustres, a lo suyo, a «salvar un día más». Quien no se salvó fue el espectáculo. Restaba la subida a El Boquerón (3a), inicio de la trifulca. De nuevo Kreuziger en adelanto. Ahora con 7.30 minutos sobre la excursión de atrás. La gestión de la victoria quedaba en vanguardia. Kreuziger rompió el molde. En la bajada se escribió la historia entre los más fuertes. Philip Deignan relevó a Stephen Roche, el último irlandés que ganó en una gran Vuelta, en el Tour de 1992.