El eslovaco Peter Velits (Columbia), revelación de la Vuelta, ha sorprendido con una victoria ante los favoritos en la decimoséptima etapa, disputada contrarreloj en Peñafiel con un recorrido de 46 kilómetros, en la que el Vincenzo Nibali, otra vez líder, y Ezequiel Mosquera salieron como únicos candidatos a jugarse la carrera el sábado en la Bola del Mundo y Purito Rodríguez se hundió al quinto puesto, lejos del podio.

Velits, de 25 años, y campeón del Mundo sub'23 en 2007, se adjudicó su primera victoria profesional ante la sorpresa de los grandes favoritos. Fue el más rápido en las inmensas rectas de la ruta del vino, marcando en meta un tiempo de 52.43 minutos. Desbancó por 12 segundos al ruso Denis Menchov (Rabobank), doble ganador de la Vuelta y en 37 al triple campeón mundial, el suizo Fabian Cancellara (Saxo Bank), a priori el máximo favorito.

Un éxito inolvidable y rentable para Velits, que resistió en la montaña cerca de los mejores, un invitado peleón que no era de cartón piedra, sino real. El ciclista de Bratislava cruzó de la sexta a la tercera plaza en la general, a 2 minutos del líder, el italiano Vincenzo Nibali.

"Para mí ha sido una sorpresa, sobre todo porque era un recorrido llano, una sensación increíble al ser la primera como profesional", dijo feliz el ciclista del Columbia.

Nibali fue el mejor entre los favoritos, pero la superioridad anunciada del "tiburón" se manifestó sobre Purito Rodríguez, no sobre Mosquera, que se batió como un titán y solo perdió 18 segundos con el italiano, por lo tanto, en la general el gallego le pisa los talones a 39 segundos. Nibali no remató en su terreno, ahora la "Bola" está en el tejado de Ezequiel, quien se jugará en rampas de vértigo la oportunidad de su vida para ganar la Vuelta.

Purito se hundió enseguida. Al catalán se le fueron rápido las ilusiones. Perdió en meta 4.18 sobre Nibali. Adiós a la Vuelta. "Sabía que iba mal y que sólo podría ganar si había desfallecimientos en los demás", dijo. Aún así, Quim avisó de que podría "dar mucha guerra en la Bola del Mundo". Del maillot rojo al quinto puesto, a 3.55 del líder.

El rodeo de 46 kilómetros al río Duero, salpicados de 256 bodegas de oro rojo, hizo saltar por los aires la general y aportó la emoción que hubiera firmado la organización cuando empezó la edición del 75 centenario en Sevilla el 28 de agosto. El reloj seleccionó pero no decidió. La Bola del Mundo coronará al ganador 2010.

Las apuestas apuntaban a Fabian Cancellara, el mejor especialista del pelotón, quien marcó el mejor registro en el kilómetro 15 (17.27), en el 31 (35.30) y en meta confirmó las impresiones propias de un triple campeón mundial y medalla de oro olímpica. Paró el reloj en 53.20, con una ventaja a partir del medio minuto sobre Leif Hoste (Omega), Zabriskie y Millar, ambos del Garmin, nombres de fuste en la materia.

Parecía que "Espartaco" se iba a pasear de nuevo, pero Denis Menchov dio la primera sorpresa. El ciclista ruso, que había perdido en el kilómetro casi un minuto respecto a Cancellara, se creció en el último tercio del recorrido para ponerse en cabeza: 52.55 minutos. Parecía definitiva la marca del jefe de filas del Rabobank, pero la llegada del eslovaco Peter Velits (Columbia) le desalojó de la primera plaza. De manera definitiva. Era día de sorpresas en las tierras de la ribera.

En la lucha entre favoritos Nibali se quitó de encima a Purito a las primeras de cambio, mientras resistía Mosquera. El "tiburón" perdió unos segundos preciosos por un pinchazo, pero en el kilómetro 15 pasó 2 segundos por encima de Mosquera, 45 sobre Frank Schleck y 1.19 respecto a Purito Rodríguez. El catalán ya empezaba a despedirse del maillot rojo.

En el 31 Mosquera aguantaba el tipo a 12 segundos, con ganas de disputar el asalto definitivo en la Bola del Mundo. Purito perdía respecto al italiano 2.54, claramente a la deriva. Y se ahí a la confirmación definitiva de que los supervivientes del día iban a ser Mosquera y Nibali, los candidatos que iban a quedar citados para la madre de todas las batallas en la sierra de Madrid.

Juventud contra veteranía. El italiano 25 años, el español 34. El primero de ellos con un tercer puesto en el Giro y un séptimo en el Tour, el segundo tres veces en el 'top five' de la Vuelta.

Tocará "morir" encima de la bicicleta, no queda otra. "Si ataca Mosquera y estoy bien no voy a tener problemas. Hay que controlar la carrera y ponerla a nuestro ritmo", empezó a calcular Nibali apenas se le secó el sudor en la meta de Peñafiel.

"Hubiera firmado este resultado, la Vuelta está difícil pero habrá que probar",señaló el discípulo de Álvaro Pino, quien confía en Mosquera más que el propio corredor. La Vuelta brinda por un final apasionante. Dos apostantes con el órdago por delante. La carta la elegirá la mágica Bola del Mundo.