Tiger Woods ha completado el peor año de toda su vida. Su larga y exitosa carrera deportiva le ha permitido conservar el cetro mundial a pesar de la lesión de rodilla que sufrió en 2009 y de los cinco meses de ausencia de los campos tras el escándalo de sus relaciones extramatrimoniales y que le han costado el divorcio de su mujer, Erin Nordegren, tasado en 100 millones de euros. La progresión de sus rivales, en especial de su compatriota Phil Mickelson, no ha sido suficiente para arrebatarle la primera posición de la clasificación mundial al californiano, que ganó su último torneo PGA el 13 de septiembre en Illinois, y que se ha quedado fuera de la lucha por el título de la Copa FedEx.

Desde entonces, nada ha vuelto a ser igual. Ganador de 71 títulos del PGA Tour en su carrera (entre ellos catorce Majors, el último hace 27 meses) Woods completará 2010 con un rosco, el primero desde que el 6 de octubre de 1996 ganara su primer torneo en Las Vegas. Diez años después de su mejor temporada (2000) en la que logró nueve títulos, y tras los seis de 2009, Tiger cierra su peor año este fin de semana en Gales con la Ryder Cup.

Woods superó once de los doce cortes clasificatorios desde su reaparición en abril. Sólo se quedó fuera en Quail Hollow. Aún así, lo ha pasado realmente mal para mantener su nivel competitivo de antaño, y tuvo que conformarse con un tercer puesto en el Abierto de Estados Unidos, su mejor resultado tras el cuarto lugar en Augusta, torneo con el que reapareció tras sus cinco meses de calvario. En Illinois, donde defendía su último título, terminó empatado en la decimoquinta posición.

Toda una discreta actuación para un golfista de 34 años que ha ha hecho historia en este deporte y que busca su redención en la Ryder Cup, que se celebra entre el 1 y el 3 de octubre en el Celtic Manor de Gales, competición que curiosamente no está en su palmarés pese a haber participado en cinco ocasiones. Estados Unidos acabó hace dos años con el dominio europeo en la última década, pero lo hizo sin Tiger Woods, baja por problemas en la rodilla. El californiano entrena estos días junto al resto de jugadores en el campo galés a la espera del inicio de la competición.

Un accidente de coche cerca de su residencia de Florida, el pasado 27 de noviembre, destapó las infidelidades que acabaron con la imagen inmaculada del matrimonio de Woods con la modelo sueca de 30 años, Erin Nordegren. Hasta doce presuntas amantes del golfista en los últimos cinco años salieron a la luz, lo que obligó a Woods a dejar momentáneamente el golf para poner en orden su vida. Regresó en abril, y meses después, en agosto, se confirmó el divorcio de Tiger y Erin, que en seis años de relación han tenido una hija de tres años y un hijo de 19 meses.

Durante todo este tiempo, algunos de sus importantes patrocinadores le han dado la espalda, mientras sus ingresos por torneos iban cayendo en picado. Woods, que ganó 10,5 millones de dólares en premios en 2009 (unos 7,8 millones de euros), aparece hundido en la tabla de ganancias de este año, en el puesto 63, con 1,3 millones de dólares (poco más de 950.000 euros), que lidera el estadounidense Matt Kuchar, con 4,8 millones de dólares (3,6 millones de euros).