El VI Masters Ciutat de València puso el broche de oro en el trinquet Pelayo, y nunca mejor dicho, ya que la final resultó una confrontación fantástica entre dos parejas en la que Genovés II y Dani consiguieron el título a costa de Álvaro y Jesús (60-50).

La final, sin llegar a ser tan espectacular como la semifinal del sábado anterior, se aproximó y mucho a la considerada mejor partida del año en la modalidad de escala i corda. Y es que los cuatro pelotaris ofrecieron lo mejor de su repertorio para bien de los aficionados que llenaron ´la catedral´.

En la pareja ganadora, Genovés II fue el más ´mimado´ por el público ya que la de ayer era su despedida de Pelayo hasta el próximo verano, una vez se haya recuperado de su próxima operación en el hombro. Y el vástago del mítico Paco Cabanes dijo adiós como el campeón que es, completando un encuentro casi perfecto. Y tanto el apoyo incondicional del público como la trabajada victoria frente a su rival por excelencia, Álvaro, llegaron a emocionar al pelotari, que soltó alguna lágrima tras la consecución del último quinze.

En cuanto a su aportación en la partida, Genovés II estuvo sobresaliente en el dau y en los ´caps´ y además fue un coloso en el momento concreto de restar los obuses que constantemente llegaban desde el otro lado de la cuerda. Tanto es así, que más de uno se preguntaba si es preciso que vuelva a pasar por la mesa de operaciones.

Delante, Dani volvió a ofrecer una clase práctica de cómo debe jugar un mitger. Y es que si Genovés II estuvo casi perfecto, al de Benavites hay que concederle el ´cum laude´. Porque Dani no solamente se dedicó a cubrir a su compañero, especialmente en las pelotas de aire. También restó lo que no está escrito y además fue el pelotari que buscó el quinze con más ahínco y siempre jugando la pelota con conocimiento: una veces picando en muralla, otras dirigiendo a la careta con precisión milimétrica, encontrando el palco como si la vaqueta fuese teledirigida, sacando zurdas al más puro estilo Sarasol II..., y mucho más.

Por parte de los derrotados, a Álvaro le tocó sufrir el buen hacer de sus rivales ya que éstos comenzaron evitando los latigazos de Jesús. Y para ello había que alargar la pelota hasta el rebote, que no es la principal virtud del de Faura. Pero como Álvaro no es de los que se conforman con restar y esperar el fallo del contrario, durante muchos momentos de la partida arriesgó y se fue hacia delante cual mediero, con mayor o menor acierto, según el momento. Y en los medios, de Jesús cabe señalar que estuvo casi tan bien como Dani, al menos en la segunda mitad de la partida. En la primera parte su aportación casi se limitó a neutralizar el juego de Dani, que no es poco, teniendo en cuenta el momento del de Benavites. Pero una vez superado el ecuador de la partida comenzó a soltar el brazo con su potencia habitual y esa fue una de las causas que permitió la remontada de su equipo hasta hacerse con la victoria.

Despegue y remontada

La partida comenzó con las dos parejas intercambiando golpes constantemente aunque casi siempre eran Genovés II y Dani los que cargaban y Álvaro y Jesús los que restaban. Así, los después vencedores se fueron marchando poco a poco en el marcador hasta colocar el mismo en 50 por 30.

Pero no hubiese sido justo que Álvaro y Dani hubiesen perdido la final con un marcador abultado; por entrega y por juego. Y fue en este tramo cuando emergió el mejor Jesús, el pelotari ofensivo, y su buen hacer contagió a Álvaro, que ya no se vio tan obligado a buscar todas las pelotas. Y aunque les costó Dios y ayuda remontar, el esfuerzo tuvo la recompensa de tres parciales conseguidos, por uno de sus rivales (55-45).

Y de aquí hasta el final, más juego preciosista, emoción e incertidumbre hasta el último quinze, tras el que Genovés II estalló de júbilo; no era para menos.