Álvaro ya tiene sucesor. Es de Massamagrell, descendiente del fundador del trinquet de esta localidad, hijo y sobrino de pilotaris y trinqueters. El net del Tío Pena conquistó su segundo título del Individual Bancaixa de escala i corda con una autoridad asombrosa. Le bastó una salida al trinquet fulgurante y un poco de templanza en los últimos juegos para arrollar a un Álvaro descolocado al principio y a remolque durante toda la partida. Algo inédito en un pilotari que no perdía una final de este tipo desde el año 2000.

Los papeles se intercambiaron en una cita que podría suponer un punto de inflexión en la historia del torneo. Soro III se convirtió en el Álvaro de hace unos años, que salía al trinquet a cien por hora y, antes de que el contrincante se diera cuenta, ya tenía 40-20 a su favor y medio título en el bolsillo. Si Soro III se vistió de Álvaro, el de Faura encarnó los males que sufrieron en su día muchos de los rivales que perdieron contra él. Empezó dubitativo, fallón. No le respondían las fuerzas ni la estrategia. Y pronto tuvo la partida prácticamente perdida, con el 50-20 en contra.

Entonces se relajó y empezó a mover a Soro III y a hacer lo que toca en un mano a mano, bombardear el punto flaco del rival, en este caso, la izquierda. Con seis juegos de desventaja, se cambió las zapatillas, sacó una pelota nueva y encadenó tres juegos que encendieron los ánimos del público. Con el 35-50, cerrado con una treta de Oltra, que no fue tan decisivo como en otras ocasiones, el trinquet explotó. Pero Soro III tenía la partida amarrada. Solo se había relajado y, como el campeón ya maduro que es, templó los nervios, volvió a la buena senda, y remató el encuentro que le consolida como el nuevo rey de la escala i corda.

Aunque la victoria del de Massamagrell fue inapelable, hubo alguno pequeños detalles que acabaron decantando la balanza, quinces clave que Álvaro no supo cerrar y que hubieran dado más emoción a una partida demasiado decantada. Con 30-15 para Soro III, Álvaro tuvo val net para recortar distancias. Pero el campeón remontó el juego, y lo cerró con una palma al aire desde el 8 que fue directa al palco. Esos golpes que destruyen los ánimos. En el siguiente juego (35-15), Álvaro volvió a desperdiciar un val net.

Más adelante, en plena remontada de Álvaro, cuando el de Faura gritaba, apretaba los puños, y le decía a Fageca y a Adrián II, sus botilleros, que iba a ganar, a Soro III le pintaron un par de pelotas de las que duelen. Incluso en el último juego Álvaro tuvo 30-0 a su favor. Pero sus propios errores y la contundencia de pegada de Soro III acabaron decantando la balanza.

Alegría desbordada

Tras lograr el último quince, Soro III esperó respetuosamente a abrazar a Álvaro para saltar de alegría e irse a celebrar el título con los suyos, sus tíos, Manolo y Batiste, su padre, Enrique, y su hermano, y su fisioterapeuta, que siguieron juntos la partida desde la escala. En el palco de autoridades, no pudo contener las lágrimas. También se quedó sin poder articular palabras cuando se le preguntó de quién se acordaba tras lograr el título: «del trinquet de Massamagrell, ¿de quién me voy a acordar si no?»