Dicen que los deportistas profesionales nunca se cansan de superarse por muy grandes que hayan sido sus hazañas y Carolina Marín no es una excepción. La onubense se proclamó el pasado domingo en Copenhague campeona del mundo de bádminton acabando con la hegemonía asiática en esta disciplina y nada más pisar suelo español con la medalla de oro colgada al cuello avisó de que llega con más hambre de títulos. «Aunque todavía quedan dos años para los Juegos Olímpicos de Río, ahora toca prepararse muy bien para volver a dar la sorpresa», admitió tras se aclamada en Barajas.

El domingo por la tarde, Marín batió a la número uno del ránking mundial, Xuerui Li, y consiguió alzarse con el triunfo en el mundial, lo que le convertía en la primera española en ganar este título. Todavía no se lo cree: «No tengo palabras de la emoción y sobre todo de la sorpresa que me he llevado de todos los españoles. Estoy muy emocionada y todavía me encuentro en una nube», admitió Marín que se siente orgullosa de haber roto barreras: «Para mi es un orgullo y una satisfacción poder ser la embajadora de este deporte», asumió la exultante campeona del mundo.

«Uno de mis objetivos era la medalla y no me podía conformar con la de bronce, sino que había que ir por la de oro, y así he hecho», explicó la onubense que también quiso dar las gracias «al maravilloso equipo» sin el que, afirmó, «no estaría donde estoy».