El 27 de diciembre de 2014. Esta es la fecha que pasará a la historia de la pilota como el día en el que una de sus mayores figuras, Álvaro de Faura, concluyó su exitosa y prolífica carrera como profesional.

El trinquet Pelayo de Valencia, el recinto más emblemático del deporte de los valencianos, tendrá el privilegio de acoger el próximo sábado tan destacado acontecimiento. Y la previsión es que ´la catedral´ registre el lleno por el motivo de la convocatoria y por la calidad del cartel: Álvaro, Raúl y Carlos contra Genovés II y Javi.

En lo deportivo es seguro que el espectador no saldrá defraudado. La razón es que Álvaro, siempre exigente consigo mismo, comenzó su periplo de partidas de despedida en Guadassuar y no anduvo fino. Al acabar, aunque satisfecho por lo que había supuesto la jornada, se fue a casa contrariado porque no había, según su parecer, correspondido a su público. Así lo manifestó a los medios y también avisó que para las tres citas siguientes se prepararía hasta la extenuación, como si en la victoria le fuese la vida; Álvaro en esencia.

Y ha cumplido. Días después el de Faura se trasladó hasta Vila-real, donde se ubica su trinquet talismán. Y el zurdo maravilló en su despedida de la parroquia castellonense. Hasta el punto que fueron muchos, incluidos varios de los pilotaris que compartieron presencia en el cartel, los que le preguntaron si estaba seguro de que quería retirarse.

Lo mismo sucedió el pasado domingo en Cheste. El de Faura jugó a frontón con los mejores especialistas de la modalidad que además atraviesan por un momento superlativo: Genovés II, Puchol II y Fageca. La confrontación fue extraordinaria.

Filosofía de vida

Álvaro todavía podría aguantar alguna temporada más y rendiría más que bastantes de los escaleters de la nómina profesional. Pero al de Faura no le basta con eso. Es más, su filosofía de vida no se lo permite.

Él tiene que ser el mejor o al menos tener opciones de pelear por serlo. Y efectivamente, ese tiempo pasó y de ahí que el jugador se vaya con honor, como los grandes, a los primeros síntomas de su decadencia como deportista, a los cuarenta y un años.

Su rival histórico

El resto de protagonistas también aseguran el espectáculo. Para su última partida, Álvaro le ha querido conceder el honor a su rival histórico, Genovés II. Y casualmente, el hijo del mítico Paco Cabanes se encuentra ´com una poma´, prácticamente al nivel de antes de las lesiones, cuando pugnaba con Álvaro por la condición de dominador de los trinquetes.