Sarasol II y su familia esperan la disputa de la partida más importante de su vida, la intervención quirúrgica del próximo día 23 de enero en la que el considerado por muchos como el mejor mitger de la historia donará un riñón a su hija de dieciocho años, Anna. «Sin duda es la partida más importante. Es una situación que nos ha venido de golpe pero afortunadamente la solución está en nuestras manos», explica a SUPER el expilotari profesional.

Fiel a su carácter ganador y pese a que reconoce que ha pasado por momentos de flaqueza ante esta adversidad, Sarasol II tenía claro «desde el primer momento que esta partida la vamos a ganar. El día que fuimos al médico porque Anna se encontraba mal y le diagnosticaron que sus dos riñones están a un cinco por ciento de rendimiento ya teníamos claro que no podíamos esperar cuatro o cinco años hasta que surgiese un donante. Ni mi mujer ni yo podemos soportar que esté ocho horas al día conectada a una máquina para vivir o que no pueda realizar vida normal». «Afortunadamente las pruebas de compatibilidad han salido positivas tanto con mi mujer como conmigo. El donante seré yo porque mis riñones son mejores, probablemente por mi etapa como deportista. En el momento en el que se nos confirmó que nuestros riñones eran compatibles se nos abrió el cielo y desde entonces nos embarga la alegría», destacó el exjugador.

Un año de calvario

Todo surgió hace ahora un año. «Notábamos que Anna se cansaba mucho y consideramos que lo mejor era hacerle unas pruebas para salir de dudas. Y fue entonces cuando nos cayó la bomba. Fue un momento muy fuerte e imposible de asimilar, máxime cuando te dicen que si hubiésemos esperado un mes más en hacer las pruebas, Anna ya no estaría con nosotros. Desde entonces hemos vivido un infierno de incertidumbre y preocupación, sobre todo mi mujer, que se merece el cielo. Porque yo por cuestiones laborales voy arriba y abajo y puedo desconectar pero Elo se pasa las veinticuatro horas del día al lado de Anna. Ellas son las que lo están sufriendo. Y así, hasta que nos dijeron que nuestros riñones eran buenos. En ese momento respiré y experimenté una satisfacción que antes no había conocido», explica aliviado Sarasol II.

Una vez encontrada la solución la familia Sarasol ha querido hacer público su problema para, en la medida de lo posible, ayudar a otras personas. «Hemos querido dar a conocer nuestro caso, con el consentimiento de Anna, claro, para que nuestro testimonio sirva para otras personas que se encuentran en una situación similar o parecida. Somos conscientes de que cuando te llevas un palo así te quedas hundido, sin saber cómo reaccionar, y lo que queremos es transmitir un mensaje de esperanza y optimismo».

Desde que surgió la noticia la 'otra familia' de Sarasol II, la de la pilota, no ha cesado de volcarse con el menor de los hermanos Sarasol y con los suyos. No podía ser de otra forma, ya que en este caso la persona supera con creces al deportista. «De verdad que no puedo llegar a entender qué he podido hacer para que la gente sea tan buena conmigo (se emociona). Las muestras de apoyo y los ofrecimientos sinceros de ayuda son constantes, interminables. Ni en una vida entera tendría tiempo para dar las gracias por todo», concluye el maestro.