«Muy, muy dura, un infierno». Así describió Joan Barreda, el vencedor de la especial más larga del rally, los 518 km a 36 grados entre Villa Carlos Pérez y San Juan, que el valenciano recorrió en un tiempo récord de 5h46:06 que le valieron su undécima victoria parcial en el Dakar y acabar la jornada líder, por sexta vez en tres ediciones.

La organización, para evitar males mayores decidió dar por acabada la etapa a media tarde, quizá recordando lo sucedido el pasado año en la quinta etapa, cuando bajo condiciones similares perdió la vida el belga Eric Palante y otros muchos sufrieron toda una odisea, como el valenciano Pellicer, que tuvo que pasar la noche al raso casi deshidratado, o el portugués Gonçalves, que vio arder su moto.

Pero este Dakar es otra historia y para entonces los favoritos ya habían cruzado la meta, entre ellos Marc Coma, sin duda el gran damnificado de la jornada, pues a falta de 60 km tuvo que bajar su velocidad a 60 km/h para no reventar el mousse (neumático) trasero. Joan Barreda aventaja ahora al catalán, sexto en la general, en 12:02.

Y eso que el valenciano, que acabó «contento», pasó también sus apuros, «dos situaciones comprometidas» que logró sortear: «un error de navegación» que permitió a Coma recuperar el liderato de la etapa que había perdido poco antes, «y otra al final con un neumático totalmente descompuesto». «En estas situaciones, lo importante es solucionarlas rápido, y no perder mucho tiempo en una etapa considerada como la más difícil, similar a la quinta de 2014», añadió el valenciano, que pese a que hoy abrirá carrera se muestra «cauto». «Queda un Dakar entero por delante y hay que ir paso a paso». Barreda destacó la «tortura» del tramo final, en el que los pilotos encontraron las primeras dunas: «Ha sido una tortura. Ya veníamos muy cansados y este tramo ha requerido un gran esfuerzo físico, había que mantener mucho la concentración, ha sido muy, muy duro, un infierno. También es cierto que nos preparamos todo el año para este tipo de etapas».

Barreda y Coma llegaron a mantener un bonito duelo durante un buen tramo de la especial, cuando el castellonense alcanzó al catalán, que le precedió en la salida. Sam Sunderland (KTM) se perdió en el tramo final y se dejó el liderato, mientras que Paulo Gonçalves, el mochilero de Barreda, fue segundo a poco más de seis minutos, y en la general ocupa idéntica posición.

Coma salva los muebles

El cuádruple campeón, que defiende su corona, sintió el llegar a meta «como una victoria». «El mousse se ha desintegrado. Pensaba que me quedaba en el desierto. Haber llegado al final ya es toda una victoria. Me considero afortunado porque podríamos haber perdido mucho más tiempo al rodar 60 kilómetros en estas condiciones, sin superar los 60 km/h. Lógicamente no es el resultado que queríamos pero todavía es salvable. Sabíamos que al final del día habría algunos eliminados, por lo que estamos contentos por llegar al final del día».