La selección española de balonmano certificó su clasificación para los octavos de final de Mundial tras golear por 37-16 a Chile, en un encuentro en el que el conjunto español se dio en la segunda parte un baño de autoestima.

Arrastrada por el errático juego del conjunto chileno, un equipo que en sus dos únicas participaciones mundialistas no ha podido escapar de las últimas posiciones, a la selección española le costó un mundo tomarle el hilo al encuentro.

Especialmente imprecisos se mostraron los de Manolo Cadenas en ataque, como evidencian los seis minutos que España, que ya había fallado con anterioridad dos penaltis, tardó en firmar su primer gol (1-1) ante un rival que había encajado más de 31 tantos de media en sus dos partidos en Catar.

Más concentrada se mostró la defensa española, en particular el portero Gonzalo Pérez de Vargas, que firmó un total de nueve paradas en un primer tiempo, en el que el guardameta toledano fue, sin duda, el mejor del equipo español.

Sustentado en las acciones de Pérez de Vargas y en el buen hacer de la defensa, que con el paso de los minutos fue adquiriendo un cada vez mejor tono, el equipo español, como no podía ser de otra manera, fue poco a poco distanciándose en el marcador.

Casi sin darse cuenta, la selección española, que a los diez minutos contaba con un pírrica renta (3-1) de dos goles, se encontró doblando a los chilenos (14-7) en el tanteador al llegar al descanso.

Un dato que habla de la enorme distancia que separa en estos momentos a España, vigente campeona del Mundo, de un equipo chileno plagado de jóvenes sin apenas experiencia internacional.

Diferencia que los "hispanos" lograron trasladar definitivamente al marcador en el arranque de la primera mitad, en el que los de Cadenas con un parcial de 8-1 dejaron ya prácticamente sentenciada (22-8) su victoria y la clasificación para los octavos de final.

Una ronda en la que ya piensa el seleccionador Manolo Cadenas lo que confirma los numerosos minutos de descanso que concedió a piezas básicas como el pivote Julen Aginagalde o los laterales Joan Cañellas y Jorge Maqueda, los dos jugadores que más minutos habían disputado hasta ahora en el conjunto español.

Rotaciones que no mermaron el rendimiento de España en el segundo tiempo, en el que de la mano de un de nuevo superlativo Gonzalo Pérez de Vargas el conjunto español acabó de asentar su defensa, que se convirtió en un muro casi infranqueable para Chile.

Punto de partida del vertiginoso juego de contragolpe del equipo español que machacó una y otra vez en la segunda mitad la portería rival a la carrera para lograr, por fin, un plácido triunfo (37-16) en el Mundial de Catar.