Javier fernández, campeón del mundo y triple campeón de europa y el mejor patinador español de la historia, compartió ayer jornada con los alumnos del Colegio Salesiano San Juan Bosco de Valencia. El madrileño (1991) les transmitió sus valores sobre la cultura del esfuerzo para conseguir alcanzar sus metas, como cuando rompió con todo por cumplir un sueño al que ya solo le falta el oro olímpico que tratará de asaltar en 2018.

¿Qué lleva a un campeón del mundo de patinaje sobre hielo a una ciudad como Valencia donde muy raro es que hiele más de tres días al año?

Solo querer ayudar y transmitir a los alumnos del colegio muchos consejos que pueden aplicar en el futuro. Me dieron la oportunidad de venir a Valencia, a los Salesianos, un colegio que ya conocía, y me pareció una idea buenísima venir a darles una charla.

Y además con un lema, 'Cultura del esfuerzo', que por aquí es casi como un dogma de fe.

Exactamente. Tengo anécdotas para aburrir al respecto, por el tema de irme a vivir fuera desde muy joven sin tener ni idea de inglés. Son cosas que les cuentas a los niños y se dan cuenta de que las personas que ven por la tele también han tenido que sacarse las castañas del fuego. Es la idea que he transmitido, por si tienen una mala etapa, que no son los únicos. Lo bueno es ponerse una meta, un reto, e intentar conseguir que se haga realidad.

¿Hasta qué punto ha sido clave la cultura del esfuerzo en su carrera?

Total. Total. Porque si estás haciendo cualquier cosa en esta vida y te esfuerzas al 50 por ciento no vas a llegar a ser el mejor del mundo. Si te esfuerzas al 100 o al 150 por cien es otra cosa. Es cierto que yo antes no era así. He cambiado mi mente, mi forma de entrenar y de esforzarme, pero me tuve que dar cuenta yo. He intentado transmitirles lo que he sentido y hecho en el pasado y a ver si ellos algún día consiguen esas metas porque les di un consejo, eso sería lo más bonito.

Momentos duros como irse al extranjero y dejar los estudios… ¿Eso cómo se explica en un colegio?

Exactamente. Y cómo se lo explicas a tus padres, sobre todo… Fue duro, no conocía el idioma, me fui a Estados Unidos solo, con 17 años, y sin mis padres. Imagina el panorama. Pero mis padres siempre me han apoyado, eso ha sido una gran clave. Realmente ese día decidí que me iba a dedicar al deporte al cien por cien, y ya retomaré los estudios el día que pudiese.

Tres títulos de campeón de Europa (2013, 2014 y 2015), campeón del mundo (2015)… Valió la pena.

Sí, por supuesto. Aún así, aunque no hubiese llegado tan lejos, por lo menos no puedo decir que no lo haya intentado. Es cierto que lo he conseguido, incluso mejor, pero hay veces que sí te tienes que arriesgar y decir que si quiero conseguir un sueño a lo mejor tengo que hacer estos sacrificios. Creo que es una clave también de valor.

Pero le falta el oro olímpico.

Sí, bueno, no es el próximo objetivo pero sí hacia donde estamos apuntando, pues serán mis últimos Juegos. Nuestras Olimpiadas son tres años, y los Europeos y Mundiales todos los años. Son muy importantes a nivel de patinaje y mediático y hay que dar la talla. Ahora que soy campeón del mundo tengo que entrenar fuerte porque todos me van a intentar ganar.

¿Gracias a sus éxitos se ha dado el impulso que necesita su deporte?

Poco a poco, sí, está claro. Pero esto no es trabajo de uno solo. Tengo que dar las gracias a muchísimas personas, sobre todo a los medios de comunicación que siempre me han apoyado, a nuevos patrocinadores, a la Federación… Es todo un conjunto. Pero queda mucho trabajo por hacer, y estamos un poquito verdes en pistas de hielo. Queremos conseguir que la gente no se vaya de este país para hacer patinaje sobre hielo de élite.

¿La solución es aumentar el número de pistas de hielo?

Esa es la idea principal. Muchas ciudades de España no tienen la oportunidad ni de probarse los patines, a no ser que pongan una pista por ahí perdida en invierno. Estamos luchando por llevar pistas de hielo a ciudades como Valencia y esperamos conseguirlo. Me han dicho que hay una pista pequeñita (en Aldaia, junto a la de Elche las únicas en la C. Valenciana). Es algo muy importante que ciudades grandes como Valencia tengan pista de hielo con dimensiones olímpicas donde se pueda practicar el patinaje de mejor forma. Y no solo el patinaje, puedes meter curling, hockey…, y luego la pistas se llena. Es cierto que cuestan su dinero, y mantenerlas, pero luego están muy bien posicionadas.

¿Tuvo claro desde un principio que quería ser patinador?

Totalmente, además lo tuve bastante claro. Yo nunca me he quitado los patines. Mi hermana empezó a patinar antes, y yo a los seis años, y desde un principio me gustó. Es cierto que ha sido duro, pero aún así siempre he creído que este deporte me iba a dar muchas alegrías y que iba a llegar a algún sitio.

¿Qué momentos destacaría?

Todo tiene su parte importante. Es un conjunto de las emociones y sentimientos de la gente que te sigue. El primer Europeo que gané estaba con mis padres, y fue muy importante para mí, pero ser abanderado del equipo español en los JJOO, y ganar la medalla de oro en el Mundial… Este deporte te va dando regalos por lo que tú has hecho y estás haciendo.

¿Habrá otro ‘Superjavi’ algún día?

Va a ser difícil. No se sacan campeones del mundo todos los años. Hay que tener una evolución, porque ¿cuántos campeones del mundo quieres sacar en 14 pistas de hielo en España? Es una probabilidad bajísima. Es que no tenemos más. Queremos subir ese porcentaje.

¿Cómo se ve en el futuro?

Como entrenador. Y ojalá aquí en España. Pero hay muchas cosas que interfieren y nunca sabes lo que puede pasar. Igual hago una temporada en Canadá con mi entrenador Brian Orser para seguir aprendiendo o me voy a otra parte.