La runner valenciana Natacha López, que sufrió cáncer de mama, sigue dando de qué hablar. Tras anunciar que correrá 15 maratones en 12 meses, la atleta ha posado desnuda para la conocida revista 'Interviú', donde también concede una entrevista en la que cuenta su experiencia tanto deportiva como personal.

"Lo hago para pasar página. Cuando la oncóloga me informó que tendría que darme doce sesiones de quimio y quitarme un pecho, le dije que me daba igual que me quitasen una o las dos tetas. Eso sí, le dije: "Yo sólo quiero ver crecer a mis hijos". Ahora busco quitarle hierro a la enfermedad. Sé que muchas mujeres se traumatizan cuando se ven sin un pecho pero les digo que no tienen por qué sentirse mal. Tú no lo puedes elegir, te ha tocado vivir un cáncer y no puedes hacer nada. Si tienes un accidente y tienen que amputarte un dedo o una pierna, no puedes hacer nada. ¿Por qué lo vas a esconder? ¿Por qué te vas a avergonzar? La semana que viene volveré a mi cuerpo de antes y será como pasar página", explica la atleta de 36 años, en 'Interviú'.

Natacha acababa de ganar la Carrera de la Mujer de Valencia en 2015 cuando se notó un bulto en el pecho. "El día que fuimos a la ecografía me quedé helada, tenía un tumor malo. Cuando el médico llamó a David nos pusimos a llorar y a pensar en los chiquillos, tenían 7 y 4 años. Fue un mes de pruebas médicas, hasta pensé en buscarle novia a mi marido. Fue muy duro hasta que la oncóloga me tranquilizó: "Verás crecer a tus hijos". Entonces lo visualicé todo, las doce sesiones de quimioterapia y la mastectomía". Ellos siguieron corriendo. Por la mañana al hospital y por la tarde a mover las piernas. "A nivel de rendimiento deportivo sí noté los efectos de la quimio, pero al estar activa me afectó menos al sistema circulatorio". "A mí una teta me daba igual pero es horrible cuando un día, de repente, ves como se caen los mechones de la cabeza enteros. Y después llegan las cejas y las pestañas". Al poco entró al quirófano para que le extirpasen el pecho izquierdo. "Sentí alivio, me habían quitado algo malo. No me traumatizó. Enseñé la cicatriz a mis hijos: "Cuántas grapas tienes, mamá", me decían. Creí que la naturalidad era la mejor forma de normalizar la situación. No me sentí mal, seguí viéndome femenina pero cambié el estilo de vestir. Me gustaban los escotes y no podía ser. Te acostumbras y te adaptas a lo que tienes. Lo importante es aceptarte como eres en cada momento", confiesa la valenciana a la conocida publicación.