Doce años después se ha hecho justicia. Concha Montaner ya tiene en su casa la medalla de bronce que ganó en el Mundial de Moscú de 2006 y que no pudo disfrutar entonces al caer a la cuarta plaza en una final de longitud en la que la ganadora iba dopada.

Nada le devolverá aquel podio robado, pero al menos la IAAF ha querido recompensarla con un nuevo podio en el pasado Mundial de Birmingham, donde la de L’Eliana recibió la esperada medalla de bronce.Mundial de Birmingham

Ahora prefiere pasar página y disfrutar de un bronce que le sabe casi a oro. «Ahora ya no duele, ni en 2013 cuando se confirmó el positivo de la ganadora. Lo único es que pensé: soy bronce, qué bien. Lo negativo es pensarlo cuando no hay solución, es tontería y no lo pienso. Directamente me quedo con lo bueno, soy bronce Mundial. La final fue muy disputada, muy bonita para el público, pero para mí fue un poco dura, porque fue muy emocionante. Yo me puse segunda, subcampeona, de repente tercera, y dije no me pasará Naide, pero sí, me pasó también y encima fue muy igualado el salto, así que perder aquella medalla fue un poco duro».

Pero ahora ya la tiene en casa y no es la única que disfruta de ella. «Ya la ha mordido mi hija. Era su objetivo y ya la tiene», destaca en declaraciones a SUPER. Pero también valora el reconocimiento que ha sentido en València por la entrega de su medalla. «La verdad es que no me esperaba todo este recibimiento ni todo lo que ha salido en la prensa, sobre todo aquí la prensa valenciana se ha portado muy bien y casi como si hubiera sido ahora, se parece mucho».

A pesar de ello, la alegría va por dentro y no es muy de exhibir sus trofeos. «No tengo ningún trofeo puesto, ninguna medalla ni nada, están guardados todos en el sótano. No soy de poner mis trofeos en ningún sitio. Y además cuando ya tengo el objetivo cumplido, no pienso en subir al podio. Pienso que lo he conseguido, ya está, qué bien».

Algo que no le quita el haber disfrutado de la experiencia en Birmingham. «La verdad es que pensaba que no pero sí. Me gustó estar con la gente viendo el Mundial, disfrutando de ver a la gente competir, aunque me sentí un poco rara por no poder pisar el tartán, pero también estuve en el podio en la ceremonia de medallas, que fue un gran gesto la IAAF».

De sus planes, añade que «no hay futuro aún. Voy año a año, paso a paso, disfrutando de cada competición. En el momento que esté pensaré qué es lo que voy a hacer, me lo puedo permitir. Tokio es imposible. Es que quedan dos años».