Ignacio Sanchis ya está en casa. Con su segunda medalla de un segundo Dakar consecutivo, en dos continentes. Una para cada uno de sus hijos, Nacho y Ander, quienes junto a su mujer Bea y unos cuantos aficionados le recibieron este domingo en el aeropuerto de Manises. Pero el recibimiento principal, el de todo su pueblo, llegó apenas una hora más tarde en Enguera, bajo la lluvia.

«Estoy muy contento, he vuelto a conseguir el objetivo que era acabar el Dakar, el año pasado en Perú y este año en Arabia Saudí. Hemos cambiado de continente y ha sido diferente a lo que conocía, con mucho frío y muchos kilómetros en cada etapa. En Perú hubo mucha arena y estuvo más comprimido. Este ha sido distinto, pero bonito también. Creo que está abierto a crecer mucho el rally en Arabia Saudí. Había afición, pero no la que había en Sudamérica», comentó a SUPER el farmacéutico del Dakar, que acabó en el puesto 83 de la clasificación general de motos, y que lleva dándole vueltas a repetir en el futuro. «Todo depende del presupuesto. Este estuve a punto de no ir, y al final me tiré para adelante. He estado todo el rally pensando qué hacer, si seguir, dejarlo€ Iré decidiendo según vaya valorando cosas».

Y es que Ignacio Sanchis ha llegado con ganas de más, tras la anulación de una etapa debido a la muerte de Paulo Gonçalves, y el recorte de la última a la mitad de los kilómetros previstos. «Me preparé mejor que el año pasado, y todo el potencial físico salió la segunda semana. La primera por el estrés del viaje, las verificaciones, bajas temperaturas, tuve enfriamientos con problemas de garganta y gastrointestinales y pasé dos o tres días mal. Luego fui a más y la última semana me supo a poco, La verdad es que me quedé con ganas de más. Ahora ya tengo una medalla para cada uno de mis hijos, eso era lo que me daba fuerza para pelearlo cada día».