El coronavirus preocupa, ocupa y es el tema mundial. No se habla de otra cosa. Una emergencia sanitaria sin precedentes. Ningún rincón de la sociedad está a salvo. A principios de enero, cuando apareció en Wuhan, eran 59 las personas infectadas. Dos meses después el planeta está colapsado. Y el deporte, tanto profesional como amateur, no es una excepción. Todas las disciplinas han colapsado: fútbol, baloncesto, automovilismo, tenis, atletismo... El COVID-19 ha triturado el calendario deportivo, con los inconvenientes de diversa índole que ello conlleva. Hay deportistas aislados por peligro de contagio y las soluciones, desde luego, pasan no por saludarse con el codo sino por blindarse. Por responsabilidad, los próximos van a ser días de estar en casa. Y el consuelo de ver deporte por la televisión va a ser imposible.

Las competiciones están de momento aplazadas, en visos de entrar oficialmente en pausa o, en el mejor de los casos, se celebran sin público. Sin embargo, la sombra de la suspensión, casi agotada ya la fase del cerrojazo y la puerta cerrada, es más que una sospecha. El tiempo del parón es una incógnita: los calendarios se comprimen y no hay margen de maniobra. Así que, igual que no habrá Fallas, ningún equipo jugará tampoco este fin de semana. Tampoco Valencia y Levante, con el Derbi suspendido sine die. Ambos mantenían ayer el plan de seguir con los entrenamientos, aunque al ritmo geométrico al que se están produciendo los contagios puede ser cuestión de horas que los cancelen. Tarde o temprano el virus iba a llegar a los vestuarios y el Real Madrid, como la Juventus, fue de los primeros en ponerse en cuarentena. Con el paso de las horas fueron conociéndose nuevos casos por goteo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) informó este jueves de que hay 127.863 casos confirmados y un total de 4.718 muertes, mientras que 68.310 personas ya se han recuperado de los efectos del virus.

El objetivo de la contención se ha demostrado como un fracaso y ahora, de ahí el parón radical en sectores como el del deporte, se trata de que el contagio no sea tan rápido. La cancelación de eventos no va a detener la pandemia, pero al menos puede ayudar a ralentizarla. El fin último es que los hospitales no se colapsen. Justo lo que ha ocurrido en Italia, en especial en la región de la Lombardía, a la que viajaron el pasado 19 de febrero miles de valencianistas y de la que algunos de ellos volvieron contagiados. También la zona, pese a las polémicas fotos de sus aficionados a las puertas de Mestalla, que cerró fronteras antes del partido de vuelta contra la Atalanta que el pasado martes se disputó a puerta cerrada. En la Comunitat, a fecha del cierre de esta edición, eran 94 los casos confirmados sobre los 3004 registrados en toda España. Gran parte de ellos no ha tenido síntomas o los que han sentido no han pasado de los de un constipado. Sin embargo, pese a que la mayoría superará la enfermedad sin necesidad de ingresar en un hospital, los ancianos y las personas con enfermedades crónicas se exponen a un mayor riesgo.

Las medidas excepcionales en el mundo del deporte son una demostración de que es falso que el coronavirus sea como una gripe. Es más grave y se contagia a una velocidad de vértigo, lo que no significa que sea letal. Ese es el motivo por el que el mundo del deporte, tanto por precaución para los deportistas como para los espectadores, ha implementado medidas temporales de distanciamiento social con las que evitar aglomeraciones. Jamás en la historia ocurrió que no se puedan celebrar competiciones en todo el mundo por una emergencia sanitaria. Anoche se jugaron los partidos de la Europa League sin clubes italianos y españoles de por medio, pero pueden ser los últimos en mucho tiempo, al menos con espectadores en las gradas, un gran número de ellos ya con mascarillas.

Los dos grandes eventos deportivos programados para 2020 están en entredicho: la Eurocopa, agendada del 12 de junio al 13 de julio con el agravante de disputarse en 12 países, y los Juegos Olímpicos, del 24 de julio al 9 de agosto. La UEFA se reúne el martes para aplazar la Champions League, mientras que el torneo de selecciones apunta a 2021. Y aunque Tokio la encendió hace unos días, la llama olímpica puede apagarse en cualquier momento. Muchas pruebas de preparación y clasificatorias ya se están suspendiendo y las restricciones en los viajes afectan a muchos atletas.