El ciclismo se baja de la bici hasta que la pandemia del coronavirus pase y permita retomar las competiciones con las máximas garantías. La París-Niza, que se atrevió a salir bajo estrictas medidas de seguridad, a puerta cerrada, echó el cierre este sábado en la penúltima etapa, de 166,5 km entre Niza y el alto de la Colmiane, después de que hace días se acordara suspender la última etapa de hoy. Un cierre abrupto de una de las pocas clásicas que ha sobrevivido en plena expansión del Covid-19 por el mundo, y también por Francia.

Los dos positivos por coronavirus en el Tour de los Emiratos dieron la voz de alarma con la cuarentena de todos los equipos en Dubai, y las posteriores suspensiones en Italia de monumentos como la Strade Bianche, la Milán-San Remo y la Tirreno-Adriático. El mismo camino siguió este viernes la primera grande, el Giro de Italia, pospuesta más allá del 9 de mayo, aunque sin fecha y con muchas dudas sobre su celebración este año en una Italia convertida en el principal epicentro del coronavirus en Europa. Y la Volta a Catalunya, justo en el año de su centenario, suspendida igualmente.

El colombiano Nairo Quintana (Arkea Samsic) ganó en solitario la última etapa de la París-Niza, que coronó al alemán Maximilian Schachmann (Bora-Hansgrohe) como vencedor de la clasificación general, en la que es su segunda victoria en una carrera por etapas. El colombiano atacó a 3 km de la cima y se llevó la etapa con 46 segundos de ventaja sobre el belga Tiesj Benoot y 56 sobre el francés Thibaut Pinot, el colombiano Sergio Higuita y el italiano Vincenzo Nibali. Schachmann llegó dos segundos después, quinto.

Entre las críticas de quienes reclamaban su cancelación, la prueba tuvo un final extraño, sin coches de invitados ni público en las últimas rampas ni en la llegada. Dos días antes, con un ciclista del equipo del líder en cuarentena por precaución, el Bahrein-McLaren con los españoles Iván García Cortina y Pello Bilbao decidió abandonar, y solo acabó un español, José Manuel Díaz.