El 29 de marzo de 1981, 1.300 corredores tomaban la salida de la primera edición del Maratón de València. Entre ellos, Manuel Gutiérrez. Desde aquel año, durante los 39 años siguientes no ha faltado nunca en la línea de salida: «aunque-matiza- en las últimas dos ediciones he acabado subiéndome al coche escoba con Pepe Mocholí, que siempre acompaña a los últimos corredores. Hasta la edición 37 los corrí de principio a fin, sin fallar ni un sólo año».

El veterano corredor, que el próximo 8 de abril, cumplirá 64 años, junto a Domingo Mengual, Francisco Rubio y Manuel Sánchez, forma parte de los ya conocidos como 'los Cuatro Magníficos', los históricos que han corrido todas las ediciones del Maratón de Valencia que este domingo 29 de marzo, celebrará su 40 aniversario.

Gutiérrez forma parte de la SD Correcaminos casi desde sus inicios, «aunque cuando se fundó el club yo estaba en el Club de Atletismo de la Escuelas Pías de San José y por eso no fue hasta el año 83 u 84 cuando ya me apunté a Correcaminos y desde entonces soy socio». El veterano corredor valenciano ha vivido la evolución y crecimiento de la prueba desde sus modestos orígenes hasta alcanzar cuatro décadas más tarde, la Etiqueta de Platino.

En 1981 Manuel se enteró de que en Valencia se iba a celebrar un maratón: «me acerqué a la sede de Correcaminos y allí me atendieron Alfredo Ibarra (que durante muchos años fue gerente del club) y Toni Lastra (que luego se convirtió en uno de mis mejores amigos), me convencieron y sin pensármelo mucho, me inscribí al maratón», destaca Manuel quien, como muchos de los 700 corredores que tomaron la salida en aquella primera edición, nunca se había enfrentado a los 42 kilómetros: «¡ni de lejos!, yo hacía atletismo pero de pista, cross.. como mucho había participado en pruebas de 1.500 y 5.000 metros pero el maratón era una distancia totalmente desconocida para mí». Por ello-recuerda con nostalgia- «La primera maratón, fue la novatada, la aventura...». El ambiente, el recorrido, el apoyo de la ciudad... poco tenía que ver con la actualidad: «La carrera salía de La Alameda, apenas tenía circuito urbano, salíamos dirección al Saler y volvíamos por Pinedo y el Camino de las Moreras (por donde ahora está el Oceanogràfic)».

Mientras ahora la ciudad se vuelca durante los 42,195 kms con la prueba, en aquella época se vivía muy intensamente la famosa 'soledad del corredor de fondo': «Los que íbamos a nuestro ritmo y no estábamos en un grupo, durante muchos kilómetros corríamos solos. En la zona de la Marjal mirabas hacia delante y hacia atrás y costaba ver a otro corredor». En aquella primera edición sólo sintieron el calor del público en la zona de meta: «Sólo había gente en la Alameda, era buena hora, hacía buen tiempo... pero el resto del recorrido, nada. Era la época en la que todavía muchos a los corredores nos tildaban de 'locos'. El concepto de 'corredor popular' tampoco estaba extendido. Parte de la élite no nos comprendía, no veían bien que corriésemos junto a ellos».

Gutiérrez destaca también la poca presencia femenina: «En esa primera edición creo que corrieron sólo 7 mujeres, en esa época había muy pocas en Valencia, solo algunas pioneras como Marisa Martínez Lejarreta».

La exigencia del corredor también era distinta: «había avituallamientos de agua pero si en alguno se acababan pues seguías adelante y tampoco le dabas mucha importancia», destaca el corredor de Correcaminos que atesora una mejor marca de 2:51 en el año 1993. «Nunca fui de los buenos, sí logré bajar varias veces de las 3 horas pero no entrenaba como otros de la época como Miguel Ángel Zaragozá, Dobón, Antonio Toledo 'El tigre'. , gente de Correcaminos que bajaba de las 2:30». Eso sí, Gutiérrez tuvo el honor de formar parte del mítico 'Grupo Salvaje' de Correcaminos, auténticos devoradores de kilómetros en aquella época: «ahora ha cambiado todo mucho pero los veteranos echamos un poco de menos aquella época más romántica». Así, el corredor destaca también la evolución «de todo lo que rodea al corredor», desde el material técnico: «zapatillas, geles, gps...» hasta la organización: «Antes ponían una cuerda y se daba la salida. Ahora, la organización es mucho más compleja y los corredores también, mucho más exigentes». Un cúmulo de dolencias y lesiones acompañado de años de un duro trabajo físico y un accidente laboral han motivado que Gutiérrez no se plantee correr más maratones, «Eso sí, seguiré colaborando con la organización».

El corredor de Correcaminos lamenta que la crisis del coronavirus haya obligado a cancelar los primeros actos de conmemoración del 40 aniversario: «es una pena, este domingo se iba a hacer un acto muy bonito en el Bar Danubio donde se fundó Correcaminos, pero ahora lo importante es que podamos superar esta difícil situación y volver a la normalidad».