Desde que el 14 de marzo Pedro Sánchez decretase el estado de alarma, los runners sueñan con el momento de poder volver a salir a correr, de calzarse las zapatillas y de devorar kilómetros, de volver a sentirse libres. Pero... la realidad es bien distinta, correr al aire libre sigue terminántemente prohibido. Por ello, muchos corredores se las ingenian estos dias para no tener que renunciar a su afición favorita. Aunque el Real Decreto del gobierno es claro y tajante, prohibiendo cualquier actividad no justificada tanto en zonas públicas como en las zonas comunes de las comunidades de vecinos, muchos corredores han encontrado en los garajes y parkings, la solución a sus problemas. Corren furtivamente, con nocturnidad y alevosía, escondiéndose a las miradas inquisitivas de los vecinos. Se mueven por los sótanos, por los garajes... son los nuevos topos de las grandes ciudades. Cada vez hay más en las entrañas de las fincas. Esquivan columnas, suben y bajan rampas, escaleras, corren en penumbras... son runners furtivos.

Elena es una de esas corredoras que reconoce usar el garaje como pista de atletismo: "sé que está prohibido, que no debería hacerlo, pero la verdad... no creo que haga nada malo. Mi garaje es ancho, cuando corro no toco nada, paso a más de dos metros de los coches... Suelo bajar tres o cuatro veces a la semana y a veces estoy una hora corriendo. En ese tiempo a veces no entra ni sale ningún coche. Estos días hay muy poco movimiento en el garaje". Si en su furtivo entrenamiento es sorprendida por algún vecino, disimula: "abro el maletero de mi coche, finjo que estoy buscando algo... Cuando corro no llevo música ni nada que me distraiga, eso me permite reaccionar rápido ante cualquier ruido que oíga de repente". Su táctica, reconoce, también ha fallado a veces, aunque de momento, sin consecuencias: "sí, alguna vez, me han pillado infraganti, pero nunca me han dicho nada, saludo con naturalidad y ya está", afirma la corredora valenciana que llega a hacer sesiones entre 5 y 10 kilómetros dando vueltas a su garaje. "Tengo ya estudiados varios circuitos, es duro porque se hace largo, está claro que no es como correr al aire libre, pero te acostumbras, todo es mentalizarse, como cuando corres en una cinta".

Fran es otro corredor que ha encontrado en el garaje de su casa una vía de escape: "estoy acostumbrado a correr cinco o seis días a la semana y no poder hacerlo me causaba ansiedad. Los primeros días intenté desfogarme haciendo cardio con vídeos de youtube: burpies, skipping, jumping jacks... pero la verdad, acababa con las rodillas machacadas y no me convencía. Así que, un día bajé al garaje, probé tímidamente, me daba vergüenza... pero ahora forma parte de mi rutina". Fran se defiende de los que critican a los runners de garaje: "hay muchas personas que abiertamente cuentan que estos días están haciendo esaleras en sus fincas, subiendo y bajando pisos. Eso está 'socialmente' mejor visto que correr en el garaje pero creo que es más peligroso. Las escaleras son zonas estrechas, más transitadas, la gente toca las barandillas... correr en el garaje me parece más higiénico".

Entre los runners de garaje, en muchas fincas, ha nacido ya una comunidad, un club clandestino en el que prima la complicidad: "un día estaba corriendo en mi garaje y de repende oí a un vecino que entraba. Inmediatemente me puse a disimular pero de repente, el vecino ¡también se puso a correr!. Nos miramos, sonreímos y seguimos corriendo, eso sí, guardando las distancias y haciendo circuitos distintos", explica Elena.

Para Javi correr en su garaje es la mejor opción que ha encontrado para seguir en forma: "si me lo hubiesen dicho hace unos meses, no lo habría creído. Pero ante la adversidad, el ser humano tiene que buscar soluciones. Sé que no es correcto, pero creo que somos más peligrosos cuando vamos por ejemplo a comprar a un supermercado que corriendo en un garaje vacío. Yo en mi caso suelo ir a horas intempestivas, de madrugada, o por la noche, y no me cruzo con nadie. Intento aprovechar también la rampa para hacer entrenamiento de fuerza. Lo peor es que hay que hacer muchos giros, pero bueno, al menos tienes la sensación de correr. En condiciones normales, cuando bajas al garaje notas olor a humos, a gases de los coches, pero estos días, se nota que la gente no se mueve, el ambiente está limpio, se respira bien".