Silvia Navarro, guardameta española de balonmano y que seguirá en activo un año más al menos hasta los 42 años si bien asume que tendrán que adaptarse a ello si se diera el caso.

"La verdad es que no concibo jugar un partido a puerta cerrada, no entra en mi cabeza. Si tenemos que hacerlo, se tendrá que hacer por medidas de seguridad. En esta cuarentena he fortalecido más la mente que el cuerpo y te reinventas, pero es complicado jugar a puerta cerrada. Será duro mentalmente pero si hay que disputarlo así, se hará", comentó.

"Me encanta jugar con público y a mis compañeras también. En un Campeonato de Europa o del Mundo los pabellones se llenan, da igual dónde se celebre. Ver a tus familiares, a tus amigos te anima a seguir en un partido. Todo es entrenable, estoy convencida, pero nos va a costar un poco de cabeza. Va a ser un poco triste ver un pabellón vacío y no a la gente porque el público no nos abandona nunca", añadió.

Navarro participó en una rueda de prensa telemática organizada por el Comité Olímpico Español (COE) junto a otras deportistas y allí detalló cómo ha vivido el confinamiento. En su caso ha realizado entrenamiento individual en casa pero cuando ha salido a ejercitarse a la calle, se ha topado de lleno con la indignación social y el desconocimiento

"Cuando tuvimos el certificado decidí salir un poco más tarde. Me paró la Policía Nacional, la Local. Lo que más me llamó la atención fue un hombre mayor que me siguió casi un kilómetro con el coche cuando iba en bici y me llamó sinvergüenza y me dijo que no estaba respetando", relató.

Gracias a la fundación Trinidad Alfonso he podido disponer de material, porque cuando comenzó el estado de alarma no pude coger nada (...) Ha sido muy complicado poder entrenar porque no nos conocen. Parecía una narcotraficante. Tuve que acreditarme ante la Policía y la Guardia Civil".

"Lo entiendo, es normal. No saben, no se han informado. Les disculpo porque es desconocimiento. Incluso la Policía Local tampoco lo sabía aunque sí que se ha informado", añadió en el transcurso de su intervención.

Asimilar las consecuencias del coronavirus no ha sido sencillo para ella: "Fue un shock, una frenada en seco. Parecía que estaba viviendo un sueño. Me lo tomé como una oportunidad de compartir tiempo con mis familiares, de disfrutar de todos esos momentos que como deportista no puedes. Me amoldé a la situación y disfruté de lo que tengo en casa, para mi lo principal y el motor de mi vida".

"Para mi ha sido un aprendizaje constante, he vivido una antesala de cómo será mi vida después del balonmano y no me ha gustado absolutamente nada. No estoy preparada. Ha sido como un sueño bastante difícil. Me plantea el retrasar un poquito más mi retirada del equipo nacional, el aguantar un añito más", finalizó.

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