El nombre de Joaquín Carmona suena y mucho entre los aficionados del atletismo español. No se trata de una estrella del atletismo, ni de un gran técnico, sino que es el firmante de una de las cuentas de Twitter más reconocidas en este deporte, y a quien muchos echaron en falta desde que comenzó la pandemia del covid-19.

En estos tres meses, su cuenta, llena de datos y sabiduría sobre el mundo del atletismo, dejó de enviar tuits, algo que poco a poco fue sembrando el pesimismo en muchos de sus seguidores, ante el temor de que el virus hubiera acabado con este gran experto del atletismo.

Tantas eran las voces que mostraron su preocupación, que este temor llegó hasta el diario Sport donde su periodista Alfredo Varona escribió sobre su desaparición, con testimonios de otros expertos de este deporte, quienes confesaban que la única referencia que tenían sobre Carmona era su cuenta en Twitter.

Nadie sabía nada de él, muchos le habían mandando mensajes directos, pero todos sin respuesta.

Todo una incógnita que el propio Alfredo Varona resolvió en su diario, un día después. Joaquín Carmona es una persona que vive en la calle, en Madrid, con lo justo, que se conecta para mantener viva su cuenta en las redes sociales gracias al wifi de las bibliotecas.

La declaración del estado de alarma, con el cierre de las bibliotecas, restaurantes, bares, etc, impidió a Carmona mantener viva su cuenta, seguir aclarando dudas y dar sus datos y opiniones, siempre alabados por los grandes expertos. De hecho, tal y como comentó a Varona, su último tuit lo realizó desde la estación de Atocha, cuando la policía le estaba pidiendo que se fuera ya que se cerraba la estación. "El último tuit lo puse en la estación de Atocha el día que empezó el Estado de Alarma y la policía me ordenó que me fuese antes de cerrar todo. Desde entonces, no tengo donde encender el ordenador ni donde cargar la batería", afirma en declaraciones Sport.

Joaquín Carmona es un indigente. Un hombre de 46 años que no tiene donde vivir y que prefiere dormir en un parque de Madrid a hacerlo en los albergues, donde le han contado “situaciones horribles” a las que prefiere no enfrentarse. "He cogido comida de los cubos de basura e, incluso, el colchón en el que duermo lo he encontrado en la calle", afirma en la entrevista.

Carmona, que proviene de una familia desestructurada, trabajó en un puesto de helados hasta que el negocio se hundió: "Desde que se vino abajo el puesto de helados he sobrevivido como he podido. Me he apuntado a Bolsas de Empleo público y alguna cosa temporal ha salido. He trabajado también en la consigna del Atlético de Madrid. Y entre todo, de lo poco que he ganado es de lo que voy tirando porque yo no gasto nada. Sólo lo elemental para comer, para subsistir", afirma el tuitero para quien la red es "una terapia que me desahoga de todo esto y que me permite escribir de una de mis grandes pasiones como es el atletismo desde que vi ganar a Kratochvilova en el 800 en el Mundial de Helsinki 83 en unas vacaciones en Los Alcázares. Me gustaba todo pero esa carrera se me quedó grabada. Y el hecho de saber que en Twitter entretengo a la gente me lleva a pensar que por lo menos estoy haciendo algo bien.