Tras la declaración del estado de alarma por la pandemia de coronavirus, la hostelería y el comercio bajaron la persiana y así estuvieron durante semanas. Luego llegó la apertura durante la desescalada, pero con muchas restricciones de aforo y controles de seguridad.

Ahora, los rebrotes cada vez más numerosos, la caída vertiginosa de visitantes extranjeros por las cuarentenas impuestas en tantos países y el retraimiento del consumo los ha puesto en una situación inquietante que no augura nada bueno para los próximos meses, cuando se espera una segunda oleada de la Covid-19. Sobre todo porque muchos empleados, en especial de la hostelería, afrontan el futuro inmediato, donde se vislumbran cierres de empresas y despidos, prácticamente en las últimas en cuanto a su capacidad de ahorro.

Familias

El Banco de España publicó este jueves un artículo que analiza «La situación financiera de los trabajadores más afectados por la pandemia: una análisis a partir de la encuesta financiera de las familias» en el que destaca que esta crisis está incidiendo sobre todo en las denominadas industrias sociales, como el comercio, la restauración y las actividades artísticas, recreativas y de entretenimiento, con una pérdida de empleo intensa. Se trata, además, de sectores con una mayor presencia de jóvenes y mujeres, lo que «sugiere que los ocupados con menores rentas del trabajo son los más afectados por la pandemia, ya que los salarios aumentan con la edad y que, en promedio, las mujeres tienen salarios inferiores a los de los hombres».

Pues bien, el estudio concluye que el 28% de los trabajadores de las industrias sociales vivían en 2017 en hogares cuyos activos financieros representaban menos de un mes de renta. Dichos activos surgen de la comparación entre la cuantía del ahorro de las familias (cuentas corrientes, acciones y fondos de inversión y de pensiones) y su renta. Además, un 8% de esos hogares tenían deudas bancarias cuyos pagos excedían el 40% de su renta bruta.

En suma, que, al tiempo que deben hacer frente a un elevado endeudamiento, apenas pueden ahorrar y contar con recursos para sobrevivir si se quedan sin ingresos por la pérdida del empleo y, en su caso, la prestación de paro, dado que se trata de actividades con mucho empleo temporal y parcial.

El artículo abunda en la heterogeneidad dentro de este tipo de industrias. Entre los empleados de la educación, que también forman parte de las mismas, solo el 14% vivía en hogares con activos financieros inferiores a un mes de renta, mientras que ese porcentaje subía al 35% entre los trabajadores de la hostelería -uno de cada tres-, al 36% en los servicios personales y a cerca del 27% en el comercio. En cuanto a la deuda, el citado porcentaje sube al 10% en hostelería y comercio.

El documento matiza también que la situación financiera de los trabajadores de las industrias sociales puede no ser tan negativa si el cónyuge está ocupado en actividades, como las manufacturas, menos afectadas por la pandemia y que abonan rentas superiores.