El Gobierno francés prohibió este viernes la venta de libros en los hipermercados y grandes superficies de ocio durante, al menos, los próximos 15 días, el tiempo mínimo previsto que dure el cierre de las librerías independientes a causa del confinamiento para frenar la pandemia de coronavirus.

La decisión responde a una reivindicación de los libreros, obligados a cerrar la persiana mientras estos gigantes de la distribución podían mantenerlas abiertas.

Los hipermercados, donde se venden productos de primera necesidad, no tienen orden de cierre y muchos de ellos incluyen una sección de libros, al igual que las grandes superficies de ocio, autorizadas a abrir porque también ofertan productos de informática y oficina, esenciales para el teletrabajo.

Los libreros, que consideraban que había una competencia desleal, mantuvieron una discusión telefónica en grupo con el ministro de Economía, Bruno Le Maire, y la titular de Cultura, Roselyne Bachelot, y con representantes de la gran distribución.

La decisión gubernamental fue a favor de los libreros, a fin de asegurar la "equidad" entre ambos canales, según indicó un comunicado oficial.

Para el Sindicato de la Librería Francesa esa decisión permite "restablecer una situación de competencia más equitativa entre librerías y grandes superficies", aunque reconocen que ofrece una ventaja competitiva enorme a los gigantes de la venta en línea.

Para evitarlo no ven otra solución que obtener una autorización para poder reabrir sus puertas, algo que el presidente, Emmanuel Macron, se comprometió a estudiar en quince días, en función de la evolución de la pandemia.