València, la ciudad del running, amaneció prácticamente desierta este domingo, no solo por el frío. Los miles de aficionados, fallas y asociaciones que año tras año salen a animar a los corredores del Maratón se quedaron en casa, como venía pidiendo la organización desde hace semanas, para hacer un #MaratónResponsable ante la situación sanitaria derivada por la COVID-19, que impide eventos deportivos con público hasta el 9 de diciembre.

Así, se dio la salida a un Medio Maratón y a un Maratón casi a puerta cerrada, como la zona de llegada, vetada a cualquiera que no fuera atleta, organizador, prensa y otros acreditados, muchos menos de los habituales. Y por las calles, solo policías, voluntarios, escasos familiares de los atletas, y algún que otro runner quizá realizando el 4.0 Maratón Valencia Virtual, alternativa que se podía realizar desde el día 3 hasta la noche de este domingo.

El público valenciano vio la carrera por televisión (la ofrecían en directo À Punt, #Vamos y Teledeporte), y desde los balcones quienes tenían el privilegio de ver pasar la línea azul y la naranja desde sus casas. Unos balcones, por cierto, en los que muchos colgaron camisetas de ediciones pasadas del maratón, una iniciativa pensada desde el Maratón València para vestir este peculiar y extraño 40 aniversario.

Pese a todo, imágenes como la de la calle La Paz desangelada al paso de los corredores en solitario o en pequeños grupos perdurarán como iconos de esta edición, algo que impactó a muchos de los corredores consultados por SUPER, que confían que el próximo año València pueda volver a salir a animar como ha hecho los últimos años.

«Estoy deseando volver a correr en València pero con público», dijo Carlos Mayo tras hacer la segunda mejor marca española en su debut en medio maratón. José Antonio Redolat, seleccionador de la élite masculina, comentó que «los atletas estaban algo asustados por no saber cómo les iría sin el calor del público, lo han echado de menos, pero han rendido a un gran nivel, con público imagina lo que podían haber hecho».

«Los hemos echado mucho de menos», añadió Laura Méndez. «Me gusta correr en València, con la música, los populares que corren contigo y te animan. Es complicado correr sola». También Andreu Blanes se extrañó oyendo solo sus zapatillas. «Se hacía raro saber que estás en una de las mejores carreras del mundo, e ir solo sin público ni compañeros. Era una sensación extraña, falta el ambiente de otros años, pero somos privilegiados de poder correr en estos tiempos».

Igual que David Aparicio, campeón autonómico, a quien se le hizo raro «estar compitiendo otra vez en València y no ver a tantísima gente como suele haber. Ha habido que concentrarse en uno mismo y tirar de alma». Una soledad que, en cambio, le vino bien a uno de los populares más carismáticos como Luis Félix Martínez, en labores de liebre, pues tras la retirada de la atleta a la que acompañaba decidió finalizar la prueba recuperando sensaciones de anteriores ediciones, sin importar el tiempo al cruzar la meta.