Héctor y Kim, Kim y Héctor, tanto monta, monta tanto. Compañeros de entrenamiento y compañeros de Proyecto FER, han vivido juntos dos Juegos Olímpicos y un sinfín de competiciones nacionales e internacionales. Desde el pasado 9 d’Octubre comparten además otro honor: ambos han recibido la Medalla al Mérito Deportivo que otorga la Generalitat Valenciana. Kim la recibió en 2016. Héctor, el pasado sábado tras su bronce en Tokio. «Es todo un orgullo recibir este premio, sentir que en tu tierra reconocen tus méritos», afirma Héctor.

Kim López y Héctor Cabrera son dos de los abanderados del deporte adaptado valenciano y nacional. Kim, doble campeón paralímpico en lanzamiento de peso (Río 2016 y Tokio 2020) y Héctor Cabrera, bronce en lanzamiento de jabalina en Tokio 2020, se conocieron hace doce años y desde entonces llevan vidas paralelas. Aunque ambos practican dos disciplinas individuales, en los últimos años han formado un ‘equipo’. Saben que juntos son más fuertes. «Héctor es mi mejor amigo dentro y fuera de la pista, para mí es fundamental contar con él en competición, siempre digo que es mi amuleto de la suerte, alguien muy especial para mí», afirma Kim López.

«Héctor es mi mejor amigo dentro y fuera de la pista, para mí es fundamental contar con él en competición, siempre digo que es mi amuleto de la suerte, alguien muy especial para mí»

Kim López - Atleta

La relación de Héctor Cabrera con Kim López pasó de la admiración a la amistad: «Para mí Kim es como un hermano. Fue mi primer referente en el mundo del deporte, siempre he admirado su ambición por ganar, su afán de superación. Su ejemplo siempre me ha inspirado», destaca el atleta valenciano que al igual de Kim también padece una discapacidad visual.

«Para mí Kim es como un hermano. Fue mi primer referente en el mundo del deporte, siempre he admirado su ambición por ganar, su afán de superación. Su ejemplo siempre me ha inspirado»

Héctor Cabrera - Atleta

La amistad de ambos atletas se remonta a doce años atrás: «La primera vez que coincidimos en competición fue en 2012 pero ya nos conocíamos de antes». Desde que decidieron apostarlo todo por el deporte como forma de vida, Héctor y Kim han vivido muchos momentos juntos. Los más intensos, sin duda, en los Juegos Olímpicos: «Debutamos juntos en Río 2016, era una experiencia nueva para nosotros y fue muy especial. A Kim le fue muy bien, logró el oro y yo acabé quinto, pagué un poco la inexperiencia», destaca Héctor que este año ha podido volver a vivir una experiencia olímpica y de nuevo con su amigo Kim: «El bronce en Tokio supone mucho para mí, sobre todo porque venía de una lesión muy larga, de un año durísimo».

Kim López, por su parte, pudo revalidar el título y conquistar su segundo oro: «los éxitos de cada uno los vivimos como propios, Héctor se alegró muchísimo cuando gané el oro y yo también cuando conquistó el bronce», afirma Kim, a quien le tocó competir primero en Tokio: «cuando llegó el turno de Héctor yo ya había tenido que regresar a València con la primera expedición española, así que seguí su actuación en la tele en casa de Héctor con toda su familia. Fue muy emocionante. Nos pusimos todos a gritar», recuerda Kim López que días más tarde acudía a la estación del Ave en Valencia junto a la familia de Héctor para recibir a su amigo con todos los honores.

En 2020 Kim López decidía trasladarse a Gandía para entrar a formar parte, junto a Héctor Cabrera, del grupo de entrenamiento dirigido por Juanvi Escolano: «Ha sido la mejor decisión que he tomado en mucho tiempo. Al principio iba un poco perdido porque me cambió muchas cosas con respecto a la técnica pero al final ha sido para bien. En Tokio batí el récord del mundo y sé que puedo lanzar más de 18 metros en una gran competición». El hecho de entrenar juntos en Gandía ha reforzado el vínculo de Héctor y Kim: «Nos apoyamos mutuamente», destaca Héctor. «Yo me pongo muy nervioso antes de una competición y Héctor contribuye a transmitirme confianza», afirma Kim. Incluso ambos ejercen de ‘entrenador’ del otro en algunos momentos: «analizamos los lanzamientos del otro, intentamos ayudarle». Las restricciones impidieron que su entrenador, Juanvi, viajase con ellos a Tokio así que les tocó a cada uno, ser transmisores de las instrucciones del técnico.

La amistad entre ambos atletas del Proyecto FER es tal que incluso Kim ha llegado a vivir en casa de Héctor: «antes de los Juegos de Río, yo me quedaba solo en València entrenando y Héctor me propuso irme a su casa, así que me fui a Oliva y estuve allí un mes viviendo con él y con su madre», recuerda Kim. «A mí me vino muy bien porque en aquella época yo me quedaba también solo entrenando en verano y contar con un compañero de entrenamiento fue muy positivo», afirma Héctor.

Juntos han vivido muchas alegrías pero también momentos difíciles. Para Héctor su mayor crisis llegaba apenas un mes antes de Tokio: «estaba decidido a tirar la toalla, a abandonar, a dejar el atletismo. Había pasado por una operación de rodilla, no me encontraba bien, y le llegué a decir a mi entrenador que lo dejaba. Afortunadamente me convenció para seguir y llegar a Tokio. En esos momentos Kim también fue un gran apoyo.. Tanto en la concentración previa que tuvimos que hacer en Barcelona antes de viajar a Japón como en los Juegos».

Ahora, no sólo no piensa en retirarse, sino que ya tiene la mente puesta en París 2024. Tanto Kim como Héctor esperan volver a vivir juntos los que serían sus terceros Juegos Paralímpicos: «Desde luego es nuestra meta, aunque antes hay otras también muy motivantes como el Campeonato del Mundo del año que viene».