Ciclismo

Monólogo de un intratable Vingegaard en el Dauphiné

El ciclista danés arrancó en la Croix de Fer para marcharse solo y ganar con suficiencia la etapa reina del Critérium

Sergi López-Egea

Queda un Tour para que empiece el Tour, o sea 21 días, los mismos que etapas tendrá la ronda francesa y como Tadej Pogacar no ande fino y perfectamente repuesto de su muñeca -aunque se pedalee con las piernas siempre hay que llevar bien agarrado el manillar- la carrera, visto lo que está sucediendo en el Critérium del Dauphiné, se puede convertir en un monólogo escrito exclusivamente para Jonas Vingegaard.

El ciclista danés, que a partir de Bilbao comenzará a defender la victoria lograda en París hace un año, no tiene rival si no corre Pogacar. Hace lo que le da la gana. Corta la carrera, el bacalao o lo que haga falta a su antojo. Cuando cambia de ritmo nadie, por mucho que se llame Adam Yates, el único que lo intenta en la Croix de Fer, cima y meta de la etapa reina del Dauphiné, nadie consigue neutralizarlo. Es como si corriera en otra liga o galaxia. Y hasta, a lo mejor, habría que dotar de un premio especial al corredor que llega en segunda posición para demostrar que es el mejor entre los humanos.

La séptima etapa del Dauphiné se definió como la tradicional donde el Jumbo controla todo en los puertos previos (La Madeleine y Mollard) hasta que a cinco kilómetros de la cumbre de la Croix de Fer arrancó Vingegaard para buscar la victoria en solitario y, con dos minutos de margen en la general sobre Adam Yates, no tener que preocuparse en la etapa encerrona final de este domingo.

Enric Mas y Mikel Landa

Por detrás de él se formó un rosario de corredores, entre otros, Enric MasMikel Landa, lejos de su mejor forma en el Dauphiné, hasta el punto de que conviene ser optimistas y pensar que todavía quedan tres semanas para el Tour y que han enfocado su preparación para la ronda francesa y no para el Critérium. Es mejor pensarlo así y ver la botella medio llena a medio vacía.

Por lo menos, la subida a la Croix de Fer sirvió para una nota de alegría y fue ver a Carlos Rodríguez en el grupo de favoritos. Va a debutar con 22 años en el Tour y está yendo de menos a más, pues llevaba desde que se cayó en marzo disputando la Strade Bianche, donde se fracturó la clavícula, sin competir. Por si fuera poco, en mayo, tuvo un encontronazo con un coche yendo en bici y, de nuevo, retrasada la preparación. Llegó poco rodado al Dauphiné, y se cayó al segundo día, cada etapa mejora y puede ser el principal activo español en el Tour, entre otras cosas, porque debuta y cualquier detalle que haga será recibido como un ramo de flores.