El fútbol es la mayoría de las veces una cuestión de extremos que por lo que sea el Levante acusa más que otros. Con las derrotas desciende a Segunda y con las victorias se aúpa a Europa, aunque sea por tandas de una o dos. Ahí peca todo Dios, para qué engañarse. Es más, para evitar lo anodino, hasta tiene su punto eso de las emociones fuertes. Y es que al final, además de extremos, el fútbol son sensaciones. Por eso precisamente hasta un bolo contra un Tercera puede tener el efecto terapéutico del de anteayer. Con el presidente y el director deportivo viéndolo en la grada, el equipo se lo tomó muy en serio, marcó seis goles y se fue tan contento de vuelta a València. Del desastre de verse en Málaga perdiendo a ver que Rafael marca, que Rubén e Ivanschitz se espabilan y que Europa está a solo tres puntos. Igual no habría que pasarse tanto y con menos peras sobre cómo pinta el panorama sería todo más fácil.

Estilo Mendilibar

Sin vender humo ni ser uno de esos entrenadores que van por la vida con discurso prefabricado, cuando Mendilibar tiene que decir algo lo dice y si no se calla. Lo hizo ya en su presentación con aquello de que si Keylor Nava era el portero con más paradas de la Liga era porque no se defendía tan bien como se iba vendiendo por ahí. Y, después de muchos ejemplos a lo largo del verano, volvió a hacerlo en Almansa. A Rubén e Ivanschitz les pide ser «más constantes», con lo que se reduce el misterio si es que lo había, y sobre Diop no hace más que reconocer lo evidente, que ahora mismo no está pero que tiempo hay para esperarle.

Numerología

No deber ser por casualidad que, con buen criterio y conocimiento de su propio medio, el club haya aireado ahora el acuerdo alcanzado con los bancos y Hacienda el pasado 1 de agosto. Con el debate en la calle sobre si se debe -o se puede- invertir más en jugadores, ahí está el recuerdo de que se sigue soltando un auténtico dineral en deudas del pasado. Que se podría haber fichado más porque la tesorería lo permite, por supuesto y afortunadamente. Pero hay que pagar y en la política de austeridad granota se impone que haya siempre dinero en la hucha para que ningún recibo comprometido se lo devuelvan. Así es como se explica el éxito económico, el match-ball salvado y las dudas despejadas sobre el futuro de una entidad que hace cinco años estaba para desaparecer. Así y con la permanencia en Primera, está claro, que tampoco duda nadie sobre que la pelotita tiene que entrar. El tema da para mucho, pero bienvenido sea el debate siempre que se esté en disposición de elegir.