Casi cinco años. Fue un 21 de octubre de 2009. Ese día SUPER destapaba, documentos en mano, que el Levante había hipotecado el Ciutat por 15 millones. Sí, ese mismo estadio que mañana recibe una década después a la selección, la promesa que Villar le debía a Quico. Con la sombra de la liquidación planeando sin descanso, el juez autorizaba gravar el estadio con dos hipotecas para garantizar la supervivencia del club, morado de asfixia por el bloqueo de los derechos de la tele, los cuales figuraban de aval en tres préstamos y otras dos cuentas de crédito. Suena lejano, pero no ha pasado ni un lustro de aquello, que es el origen de la noticia que esta semana daba el club sobre la refinanciación con los bancos, dos de los grandes acreedores privilegiados. Las dudas de que se pudieran pagar los 15 kilos más 2,5 de intereses en cinco años eran razonables. De hecho, ha llegado el momento y no se ha podido devolver el montante. Eso sí, en lugar de la obligación de vender el estadio se ha refinanciado todo hasta 2034.

Cómo se ha cambiado

Aquella fecha del pasado sirve para entender muchas cosas y también para comprobar cómo se ha cambiado. Aquel día se conocía que Miguel Pérez -retirado del fútbol finalmente por las lesiones- tendría que estar de baja mes y medio o que Teixeira Vitienes pitaría en El Alcoraz de Huesca. Era la actualidad de un equipo de Segunda División que seguía teniendo como objetivo salvarse y que, al estilo de la hipoteca firmada a sabiendas de que no podría pagarse, ni por asomo se esperaba ascender unos meses después.

Los primeros pasos

Por aquellos tiempos se negociaba también la llegada de la selección al Ciutat como colofón a los actos del Centenario. Aquello sí que era otro sueño imposible y lo fue. No estaba la reputación granota como para tirar cohetes, envuelta en noticias de juzgados y sospechosas compraventas. Sólo Quico y unos cuantos más saben lo que les ha costado que vuelva la Roja. Y sólo el presidente y los suyos saben los prejuicios de Villar la primera vez que se conocieron. O aquella llamada de teléfono al mandamás de la Federación en mitad de una siesta. Vaya época.

¿Rubén o Pepelu?

Hay muchos que se han hecho realidad, pero evidentemente quedan aún bastantes por cumplirse. Uno de ellos, por ejemplo, ver a un granota con la camiseta de La Roja. Del Bosque tuvo en su día en el punto de mira a Iborra, incluso a Xavi Torres, pero nunca se atrevió a dar el paso. ¿Lo habría hecho para mañana que se juega en el Ciutat? ¿Serán Rubén o Pepelu los que lo consigan?. Veremos dentro de cinco años.