No nos engañemos y reconozcamos que sí, que nos preocupa y mucho que de golpe y porrazo el Levante se haya quedado clavado. ¿Por qué? Esa es la pregunta. Aceptamos pulpo con que no hay motivos técnico-tácticos como para que se enciendan señales de alarma, pero sobran intangiles que explican porqué el líder ha dejado de ir suelto, entre ellos el pico bajo de forma de varios titulares o la desaparición del mapa de Espinosa, al que el equipo necesita de vuelta. Con la tensión que no tenía cuando se fue, pero con el fútbol de cuando empezaba.

La clave de subir este añoUn paso rápido por segunda

Una cosa es que ahora cueste más y otra distinta haber entrado en barrena por dos empates en casa y una derrota en Oviedo. El proyecto continúa siendo igual de solvente y el magnífico arranque también es de utilidad para capear estos temporales. La confianza continúa intacta. Pero volviendo al principio, preocupa sólo pensar que el ascenso se complique. Hay que hacer lo que sea para volver esta temporada a Primera. Cuanto más rápido sea el tránsito por Segunda, menor será el rasguño. Gracias a la generosa ayuda por el descenso y a la buena gestión económica, el Levante está a tiempo de volver a subirse a un tren que promete cambiar por completo el paisaje del fútbol español. Si los cálculos son buenos, los granotas estarían en disposición de alinearse con toda esa tropa de clubes que al estilo Premier League van a competir por detrás de los grandes en los próximos años. Ojito con eso.

El club, todo un caramelitoUtilizar la democratización

Ese Levante de futuro es el que veía Sarver y el que tan goloso se presenta para inversores a los que ya no duelen prendas en rascarse el bolsillo ahora que como empresa el Levante está reflotado gracias al concurso de acreedores. En otra situación haber vendido al americano habría sido la leche, pero no en esta. Por fortuna, la no venta ha sido lo mejor para la institución y encima aquel proceso ha propiciado otro con el que se han abierto ventanas en la Fundación, que es lo que se perseguía. Sin alternativas de peso y a la espera de caras verdaderamente nuevas y preparadas, de lo que se trata es de tutelar al actual Consejo y en concreto a Quico por si se tuerce. Lo que es más discutible, sin embargo, es que la democratización se convierta en un medio de asalto al poder y encima barato. Quien tire por ahí, por levantinista y buena reputación que tenga, correrá el riesgo de quedar retratado.

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