De normal que es, Muñiz parece de otro planeta. De uno que tiene poco que ver con el del fútbol, donde las palabras tienen tan poco valor que nadie da nada por hecho hasta que no está firmado. Que se lo digan al Levante, que de tipos que pegan la espantada tiene un máster desde Caparrós, un entrenador en las antípodas del bueno de Muñiz, cuyo principal defecto es precisamente lo al pairo que se la traen todas esas cosas en las que a los mediáticos se les va la vida. El técnico del último ascenso llegó con la vitola de ser un hombre de palabra y lo ha vuelto a demostrar con su renovación. Nada de jugar al gato y al ratón, de estirar la cuerda o de descolgarse con una oferta de otro equipo, un movimiento de manual en todo tira y afloja que se precie, ya sea real o ficticio. Muñiz, un técnico integral con mano en el vestuario y la confección de la plantilla, está renovado hasta 2019 y en realidad es como si aquí no estuviese pasando nada.

De los que no entra por el ojoKrohn dehli, al estilo Arouna

Lo de Muñiz está hecho y tiene pinta de que lo de Krohn Dehli también. El danés, al que se ha atado en corto para contrastar la información sobre su estado físico, se perfila como el primer fichaje del próximo proyecto. Salvando las distancias recuerda y mucho al de Koné, aunque con unos añitos más. Apuesta de riesgo, ya veremos si al final totalmente libre, por un refuerzo que así de primeras no entra por los ojos y al que le falta ese tirón que seguro sí que tendrán otras caras nuevas. Buen jugador, eso sí, y un salto de calidad si pese a sus 34 ´tacos´ viene a competir.

Con la estrategia muy claraDey y Cama: bandeja de plata

Los que no están para competir con la camiseta del Levante son Deyverson y Camarasa, cuyas ganas de volver son igual de grandes que las que hay aquí por recibirlos. A la espera de hacer caja, la estrategia del club, también de manual, no va a ser otra que la de decir que se cuenta con ellos hasta el día en que pueda colocarlos, igual por una de esas antes de lo esperado.

La chapuza del descensoQue se aclaren con el filial

Como todo el año, la estratosférica temporada del primer equipo ha camuflado la chapuza que de principio a fin ha sido el filial. El descenso es una cagada con todas las letras pero también un castigo excesivo, todo sea dicho. Pese al ensordecedor silencio administrativo en estos días de reflexión, el club está obligado a mover ficha y de cara al futuro dejar claro qué es lo que quiere, si un proyecto de cantera o uno resultadista. Porque lo que no puede ser es quedarse a mitad de camino sin ser una cosa ni la otra y encima en Tercera.

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