Hago siempre lo mismo cuando no sé cómo arrancar después de un partido que me deja descolocado. Me voy yo solo a la máquina de café con la excusa de sacarme el enésimo y en medio de la penumbra me estoy un rato delante de ella en busca de inspiración. En silencio, aislado del mundo y de los tuits de los que ya están pidiendo la cabeza de Muñiz. Todo un ritual que empieza y acaba igual. Vuelvo a quemarme al coger el vaso, me dejo el fondo por beber y de regreso al ordenador mis dedos se transforman. En lugar de con la apatía de Ünal, como si el Villarreal también se hubiese puesto en contacto con él para decirle que vuelve, las palabras empiezan a fluir con el vigor y la fortaleza del gran Morales, responsable principal junto a Campaña de que durante tantos minutos se oliese a remontada.

Hasta luego, Mari Carmen

En realidad soy incapaz de escribir nada nuevo. Nada, al menos, que no haya puesto desde los tiempos en los que todo era flow alrededor del equipo y quedaba destructivo hablar de la falta de experiencia de los centrales y tal. He sido tan cansino que paso de repetirme, sobre todo porque me consta que en el club se han puesto las pilas y llevan tiempo trabajando en el mercado de enero. Está fichado Coke, hay varias alternativas en el extranjero a Ünal y dudo mucho que lo de los centrales sólo lo veamos desde fuera. Postigo, Chema y Róber necesitan al lado una referencia que los haga mejores (sí, no voy a meter el dedo en el ojo con el adjetivo dichoso). Y Cabaco, que juegue en el Pizjuán. Si tampoco vale, hasta luego Mari Carmen y a cambiarlo por otro.

Quedó claro en 10 minutos

Ya he dicho antes que estoy descolocado porque por más vueltas que le doy no dejo de estar convencido de que el Levante jugó contra el Athletic su mejor partido en mucho tiempo. Y sí, voy de cafeína hasta las cejas, pero se mereció ganar. Muñiz, que se dio cuenta a los 10 minutos y lo cambió a los 35, falló con El Hacen. Pero a partir de ahí, y después de limpiarse al otro chaval que sacó a la fuerza de Tercera, cogió el partido por los cuernos. No es la primera vez que se hace un Espinosa, ni será la última. El técnico, por una cuestión de eficacia, se merece que el club cierre filas con él y que los roces no pasen de eso, empezando por los de la dirección deportiva. Me constan más cosas que están pasando y que contaremos, pero ahora

me vuelvo a la máquina a por otro café.

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