Hace exactamente tres meses, cuando el Madrid iba a echar a Zidane si no ganaba la Liga de Campeones y Lopetegui estaba sin renovar como seleccionador, coincidí en una cena de amigos con un hombre de fútbol que años atrás me había revelado dos noticias sobre Luis Enrique que nunca publiqué por miedo a que nadie me tomara en serio. Perdí la oportunidad de sacar antes que nadie, cuando Sport y Mundo Deportivo ni se lo olían, que el nuevo míster del Barça sería el del Celta. Y, sobre todo, dejé pasar la oportunidad de hacer como Piqué con Griezmann cuando La decisión de dejar el banquillo blaugrana ya la tenía tomada.Cara a cara con el Arsenal

Como no hay dos sin tres, en la cena que he empezado recordando más arriba, en efecto, me la volví a comer. Me contó que Luis Enrique había estado en Inglaterra y que aunque hubo algo serio también con el Chelsea, el que lo quería de verdad era el Arsenal. Con pelos y señales me explicó cómo el asturiano, obsesivo y metódico, llegó a Londres con los deberes hechos y sabiéndose al dedillo hasta el mínimo detalle de los gunners. Pidió cobrar más que Wenger y sin rodeos, yendo de cara, le dijo a los dueños del club que en ese vestuario había que cambiar "hasta los percheros". Sin contar su sueldo, la broma se iba a los 300 millones. Así que entre eso y que desde que entró por la puerta no era precisamente feeling lo que flotaba en el ambiente, la cosa no llegó a más y el elegido finalmente fue Emery. Dicho todo lo anterior, sin que le diera él mayor importancia ni me viera yo otra vez con la credibilidad necesaria para contarlo, me remató aquella conversación pronosticando que o pasaba algo raro en el Mundial y acababa en la Roja con la ficha que fuera, o se tiraba otro año sabático.No viene a hacer amigos

Habiéndome zampado la friolera de tres, una detrás de otra, con la cuarta ya no me la juego. Rubiales (y Molina) han fichado a Luis Enrique porque a España le hace falta mucha mano dura. Porque es necesario un líder de verdad que no era Lopetegui ni ninguno de los internacionales que él y Del Bosque cuando ya estaba de vuelta han malcriado. Porque el modelo actual y el tiqui-taca están tan caducos como el seleccionador tenía claro que lo estaban los percheros del Arsenal. Y porque de 'Lucho' nadie espera que venga a hacer amigos.