El Levante UD A base de patadas palante y balones fuera para ganar tiempo, las diez últimas jornadas serán, como dejó dicho El Sabio respecto a los objetivos de un equipo en la Liga, las que marquen si es que sí o que no. Ni más ni menos. Que la labor de un director deportivo va más allá está fuera de discusión, pero el primer equipo es la piedra angular en un club de élite y el granota a día de hoy todavía no está salvado. Así que ni la cantera, ni la red de ojeadores ni nada por el estilo. La Primera es lo primero. Partidarios, detractores y neutros estamos de acuerdo en que Quico de tonto no tiene un pelo y si el presidente ha llegado hasta aquí no va a precipitarse justo ahora.

Tito tiene por delante diez finales en las que al requisito ineludible de la permanencia hay que añadirle el escrutinio a Vukcevic, Borja Mayoral, VukcevicBorja MayoralMoses Simon Darle vueltas a que si el Consejo le pone y corrige los deberes, a que si el organigrama, a que si los viajes de Moreiras (perdón por confundirnos con la foto de otro acompañante) y a chuminadas varias no nos lleva a nada y además es tontería. Las cosas claras. Por una parte, si Quico estuviese totalmente convencido no habría culebrón, igual que si tuviese una alternativa mejor tampoco haría falta estirar el chicle. Por la otra, aunque en su día se tiró el farolcillo de que escucharía ofertas, no hay duda de que el umbral de sacrificio de Tito es enorme, lo cual habla también de sus virtudes como hombre de club. Si por una de esas la película cambia y al final no renueva, las cosas no se las va a poner al presidente tan fáciles como hizo Manolo hace tres años, pero no empatizar con el sinvivir del director deportivo es imposible.

Una cuestión de modelo

Aunque se trate de una opinión bastante impopular, es cierto que el tiempo se ha echado encima, pero también lo es que el Levante UD se ha puesto una coraza para decidir bien antes que rápido y eso, más allá del desgaste tanto para Tito como para el propio club, hay que valorarlo de modo positivo. Un día de estos, cuando se haya acabado la zona Aragonés, tal vez nos dé por debatir si el problema de fondo no está en los nombres y cargos sino en el modelo.