Las cerca de dos semanas que el Levante UD lleva con el puesto vacante más todo lo que ha pasado desde el Consejo en el que se anunció oficialmente que no habría propuesta de renovación para Tito han puesto negro sobre blanco una realidad que tampoco es que nos haya cogido desprevenidos, todavía menos a los que nos dedicamos a decodificar los entresijos del club. Aunque va a fichar de todas las maneras a uno, ya veremos a cuál y para qué, ahora mismo Quico no necesita a un director deportivo. No al menos a uno que ejerciendo el cargo desde un punto de vista metodológico se termine convirtiendo en el supervisor e intermediario de una serie de técnicos y scouts que hagan el trabajo antes de que el presidente entre a negociar. A estas alturas tanto lo del modelo inglés como lo de las supersecretarías técnicas al estilo Monchi son teorías muy chulas que, pese a entrar al principio por el ojo, a la hora de la verdad y salvo en contextos y clubes muy determinados no sirven o quedan vacías de contenido. Y, en efecto, el de Orriols no es hoy por hoy ni por asomo uno de ellos.

Un modelo que funcione

No hace falta irse demasiado lejos para encontrar modelos igualmente válidos en los que puliendo detalles hay un buen espejo en el que mirarse. En absoluto se trata de implantar estilos a lo Florentino Pérez o Ángel Torres, presidencialistas a la vieja usanza, pero tal vez sí a lo Mateu Alemany y Florentino PérezMateu AlemanyMarcelino, más allá de que aun habiendo acabado en todo lo alto, la temporada en Mestalla ha sido larga. Quico como director ejecutivo y Paco López, despachando con representantes y rehaciendo el stage de pretemporada. Por debajo de ellos necesitan a un secretario técnico que reparta el tráfico de las entradas y sobre todo de las salidas. Alguien que dirija una red estrecha de sicarios del club como lo fue en su día Carmelo y como lo pueden ser ahora Herni, Mora o un Sancho al que ya se trasladó el encargo de Luis Díaz cuando estaba Tito, una opción que ha volado. Hacen falta técnicos con olfato de fútbol, no intermediarios, y ese es el perfil que hay que encontrar. Un Manolo Salvador o alguien que se le parezca si es que Quico no se quita el complejo de rescatar al que ha sido y será siempre su director deportivo.

Más opiniones de Rafa Marín.