Deja de mirar el móvil y fíjate en el calentamiento, no están bien». Lo cierto es que no son ni uno ni dos los entrenadores que me han confesado en charlas de las de verdad, sin grabadora por medio, que viendo a sus jugadores calentar son perfectamente capaces de adelantarse a lo que va a pasar en el partido. Por eso no tardé ni un segundo en meterme el Iphone en el bolsillo. Si mi hijo de nueve años, el forofo que yo conozca que más partidos, highlights y resúmenes del Levante UD ha visto en el último año y medio, me decía eso, es que algo pasaba... Y mal desencaminado no iba porque Levante UDGerard Moreno y por oportunidades el Villarreal las tuvo hasta en pleno bufandeo, realmente el primer aviso de los merecidos pitos que estaban por venir. La primera mitad fue un desastre. Y aunque la segunda realmente tampoco es que fuese la repera al menos sí que sirvió para ver a un equipo con los ojos inyectados en sangre volteando un partido que en condiciones normales era para haberlo perdido (así como en Vitoria debió haber empatado).

Un verano complicado

Hay que reconocer que el Levante ha empezado regulero, que Paco López no ha dado con la tecla del once, que los jugadores más importantes de la plantilla, empezando por Morales, no tienen el punto y que en estas circunstancias parece que Vukcevic sea la leche. Pero aun así, reconociendo todo eso, el equipo ha competido en los dos partidos y lleva tres puntos. No se trata ni de quemar la falla tras las primeras jornadas ni de vender burras, sólo de contar qué está pasando y en la medida de lo posible de explicar los porqués de un verano muy difícil para un club que la temporada pasada metió la pata hasta el fondo con malas inversiones. De aquellos barros, en efecto, estos lodos.

Los verdaderos porqués

Hay plantilla y suficiente equipo para cumplir los objetivos pero salta a la vista que se podría haber hecho mejor. Un club como el granota, de los pocos que no ha vendido jugadores (al menos todavía) no puede despilfarrar como lo hizo ni tirarse más de medio año sin una dirección deportiva al frente por más que Quico y Paco nunca se estuvieran quietos. El agujero del fair-play financiero, que no es ninguna broma, explica a las claras el cambio de rumbo, pero ahora obliga a apechugar, a apretar los dientes, a confiar en la nueva forma de trabajo y a estar alerta desde el mismo calentamiento.