La Atlántida, las pirámides de Egipto, la Sábana Santa, las Líneas de Nazca, las rocas de Stonehenge y el anuncio oficial de un director de fútbol a 10 días del cierre del mercado de enero. La puesta en escena del Valencia con César Sánchez, ajeno al intento del Barcelona por Rodrigo, entra en la categoría de misterios de la humanidad, al menos de la valencianista. Doctores tiene la Iglesia sobre si no había otro momento, pero desde luego hasta Anil Murthy puso el dedo en la llaga en la entrevista de marras: «A Lim no le gusta cómo comunicamos sus decisiones». César, que de entrada ha demostrado lo que se sabía de él, que es un tipo listo, no va a tener un acto de presentación, tal y como por política de club ya ocurrió con Longoria, así que se ahorra el trago de meterse en camisa de once varas a la hora de explicar lo que no puede. Sin embargo, tampoco podrá decir nada sobre lo que sí, incluso siendo material tan a favor como el fichajazo de Florenzi. Aunque el italiano estaba en la agenda, la negociación con la Roma ha sido, además de buena, bonita y barata, particularmente suya. Un motivo con el que justificar el porqué de su llegada en horas intempestivas. Dentro de las tremendas singularidades del modelo, es una buena noticia que a partir de ahora Celades cuente con el respaldo de un profesional de su confianza para contemporizar los vaivenes del proyecto mercantil desde la parte deportiva. Lim a mandar, Murthy a ejecutar y los técnicos a cuadrar un equipo que, tal y como ha destapado la intentona por Bruno Fernandes, apunta a la transición hacia el 4-3-3 como andamiaje. Terminó el mercado, por fin, y vuelve el fútbol a Mestalla. Con Rodrigo, sin Alcácer (relevo non nato de Gameiro), con Florenzi y también (gracias, Rubiales) con Aspas.

De Celades a Paco López

Celades, cuyo equipo a la postre ha salido reforzado, no es el único entrenador que tiene que surfear las olas deportivas con la tormenta económica. Ahí está Paco López, que a diferencia suya no gana efectivos y, en número, se queda como estaba. Tanto Oier, en una situación insostenible, como Cabaco, también en una peculiar, están bien vendidos, a precio de oro sobre todo el uruguayo. Resolver el problemón del fair-play sin subastar a tus estrellas es un puntazo. Pero no deja de ser curioso tanto que un equipo incapaz de dejar su portería a cero venda por una pasta a su central suplente como que uno de los que mejor defiende, por si no fuese suficiente con Chema, sea quien lo compre. No todas las culpas en Orriols, evidentemente, hay que echárselas ni a Paco ni a los defensas.