Los diez años que este sábado se cumplen del Mundial de Sudáfrica dan vértigo. Pero también rabia. Recuerdan tiempos mejores y sobre todo cómo el Valencia CF dilapidó uno detrás de otro a todos sus campeones del mundo. Tal vez una de las tropelías más sangrantes de la historia reciente del club de Mestalla, origen y consecuencia de que un tal Peter Lim acabase apareciendo en nuestras vidas.

La Roja fue por primera y de momento única vez la mejor selección del planeta con cuatro valencianistas en sus filas. Habrían sido incluso cinco con Albiol, en el Real Madrid desde un año antes. Apenas treces meses después del gol de Iniesta no quedaba ninguno. La venta de Mata al Chelsea borró cualquier rastro en unos tiempos sombríos en los que el fin era pagar la deuda con Bankia. A pesar de las vueltas que desde entonces ha dado el mercado de fichajes, pensar que futbolistas de la talla de Albiol (15), Silva (30), Villa (40), Marchena (4) y Mata (27) dejaron de vestir la camiseta blanquinegra por poco más de 100 millones produce escalofríos. Malvendidos todos en una espantosa descapitalización deportiva. De aquellos polvos, estos lodos.

Voro y los futbolistas

Volviendo al presente y a una plantilla sin estrellas de ese brillo, al Valencia le quedan tres partidos para al menos ponerle una tirita a sus heridas con la Europa League. Los rivales se la están dejando en bandeja pero al equipo ahora de Voro le sigue costando Dios y ayuda ganar sus partidos. Es indiscutible que hay una evolución positiva de la derrota ante el Athletic al empate de Granada y la victoria del último día. Sin embargo, va a hacer falta mucho más. El entrenador, sin tiempo para trabajar conceptos futbolísticos, se merece un monumento, el enésimo. Suficiente hace con gestionar emociones y dosificar esfuerzos. Pero no es responsabilidad suya, sino de los futbolistas, aprovechar la última oportunidad que se está dando.

Los fichajes del Levante

LaLiga continúa en marcha pero para el Levante UD está ya decidida. De lo que se trata es simplemente de acabarla con la cabeza alta. El volumen de estrés en el club, con varias operaciones de mercado abiertas, es sintomático de que la 19/20 ha pasado a la historia. Los esfuerzos se centran ahora en mirar al futuro y apuntalar un proyecto de nuevo ilusionante. Pero para eso es clave apuntar bien los tiros y no equivocarse.

Más opiniones de Rafa Marín