El día de la marmota se repite con el Valencia y los no fichajes, un dejà vu que termina en rueda de prensa con las preguntas de rigor a Javi Gracia y respuestas que con mayor o menor vehemencia redundan siempre en la distancia cada vez más insondable entre el entrenador y la propiedad. Gracia tiene motivos para estar decepcionado, como todos, pero aunque es evidente que no hasta qué nivel de profundidad, sabía dónde se metía o al menos debería haber estado al tanto. Así que llegados a este cruce, lo más inteligente por su parte es lo que hizo ayer, echarse a un lado, ceder el paso y centrarse en lo que tiene, que no es poco. A estas alturas los refuerzos pueden llegar o no y en caso de que sea que sí, igualmente que sirvan o no. Pero por mal que pinten las cosas, y sin que las lesiones sirvan para justificarlo todo, lo que no pueden faltar de aquí al cierre del mercado son los puntos.

En vísperas de una semana cargada, menos aún los de este sábado contra el Huesca, un recién ascendido. Es una tentación golosa, pero el resultado no puede reducirse a la omisión de Capoué, un mediocentro que no es Keita pero que ojalá si viene al menos se le parezca. El problema que tiene Gracia, a la espera de que en el mercado pase lo que tiene que pasar, es que no hay más de donde rascar y que a estas alturas es de él de quien más se espera. Nadie duda de que en número son insuficientes, pero suya es ahora la responsabilidad de que los buenos jugadores que quedan funcionen, de que los que lo son menos no desentonen, de que los que andan a la deriva como Guedes se encuentren y de que los buenos augurios de sus primeras semanas de trabajo se materialicen en decisiones y partidos más convincentes que los primeros contra Levante y Celta, uno que aun así y todo se ganó y otro que no se empató de milagro con el árbitro mediante.

Campaña, activo granota

El caso Campaña se puede interpretar de muchas maneras pero la realidad de lo que ocurre es la contada y no hay más. El jugador, que no es la primera vez que lo hace, quiere que le echen un cable para facilitar su traspaso. Su agente lo está ofreciendo en busca de salidas, pero no las encuentra y menos por 30 millones. Y el club, que no quiere malvenderlo a la baja, sabe perfectamente cómo están las cosas, que no hay ninguna oferta y que se trata de uno de sus mejores activos, si no el mejor. Lo positivo de todo, aunque no le cuesta barato, es que pase lo que pase el Levante sale ganando: el día que se vaya porque dejará un dinero y porque hasta entonces Paco retiene a su mejor pelotero.

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