Desde Meriton no han hecho ni dicho nada y hasta ahí todo normal porque la novedad habría sido lo contrario. Sin embargo, la continuidad de Javi Gracia está ya oficialmente en entredicho. El día de preguntarle por una posible destitución como consecuencia de los resultados y la mala imagen del equipo llegó este viernes en vísperas de la visita al Camp Nou. Contestó que no es su labor y hasta ahí todo normal también porque la sorpresa habría sido que volviese a poner su cargo a disposición del club. Nadie está en su cabeza para saber si es capaz en algún momento de repetir la jugada, aunque se paga bastante poco por apostar a que no.

Y eso que los motivos que le llevaron a hacerlo en octubre no sólo persisten, tal y como admitió él mismo con su resignación sobre los fichajes, sino que ahora hay más. Motivos para presentar la dimisión son también los resultados, partidos tan dantescos como los últimos y la realidad de que sigue siendo incapaz de dar con la tecla. Como por desgracia de Meriton se puede esperar cualquier cosa tampoco habrá nadie que ponga la mano en el fuego a que en caso de que volviese a dimitir esta vez se la aceptarían. Pero de lo que no hay duda es de que la probabilidad sería objetivamente muchísimo mayor. Sobre todo teniendo en cuenta que la bola de nieve es cada vez más grande y que en clave de caja, la única que parece guiar hoy por hoy los movimientos de Peter Lim, el ahorro sería considerable.

El escudo protector que a nivel personal fue aquel cuestionable movimiento ya no da para más. Estar a tres puntos del descenso a finales de diciembre no hay entrenador del Valencia que lo soporte. Queda lejos aquel tiempo en el que lo que salvó a Gracia fue el reparo de que criticarlo a él se tomase por exonerar a Meriton, como si la propiedad no fuese la culpable del doble error de ficharlo y luego de mantenerlo al frente de su desastrosa y empobrecida plantilla. Ahora ya no. Lo único que lo salva es que el vestuario todavía lo sostiene pese a haber jugado con fuego. Dejando a un lado Terrassa, el equipo quiere. Y es muy evidente que no puede porque no sabe cómo.

El puesto que el Levante UD se merece

Los entrenadores están sujetos a la tiranía de los resultados y si no que se lo digan a Paco López, que viene de su peor trago por culpa de cinco empates consecutivos. Con el equipo en puestos de descenso, ni el técnico ni nadie puede respirar tranquilo, pero los números en este caso no hacen más que respaldar lo que se ve en el campo. Un Levante que juega no ya como un simple aspirante a la permanencia sino como uno que lo hace con vistas a algo más. Ahí están los datos. Sin el lastre de la efectividad daría para ser octavos.

Leer más artículos de Rafa Marín