Esperanzas que sigan en pie hay cada vez menos. Una de las últimas que quedaban era que el equipo sostuviese al club mientras se resolvía la interinidad permanente instalada desde la dimisión original de Javi Gracia. Sin embargo, ese anhelo saltó definitivamente por los aires con el ridículo en Valdebebas. Por mucho empeño que le pongan los capitanes, incluido el vídeo al que se han prestado, es en el campo donde más estragos causa la indigencia deportiva del señor Lim.

Dado que fue el entrenador quien se amortizó a sí mismo, una cosa es que de la responsabilidad del sainete contra el Real Madrid no se le pueda exonerar y otra bien distinta que cargue solito con todas las culpas. Circulan imágenes con niveles de acidez inalcanzables si lo que se buscan son adjetivos para calificar la desidia y el pasotismo de determinados futbolistas del Valencia, aunque también eso es consecuencia de lo mucho que se ha difuminado el sentido de pertenencia.

Es del todo imposible afrontar situaciones de gravedad cuando nadie sabe cómo ni quién las tiene que arreglar. Por eso fue tan intolerable lo que pasó al día siguiente en Paterna. Nada. Sin autoridad ni credibilidad, Gracia está solo y salvo que lo echen ya poco puede esperarse, ni siquiera ese axioma de la mano dura que pregonan los entrenadores caducados. Y mientras tanto, mucho predicar y poco dar trigo. Nada funciona, sobre todo en vistas de las clasificaciones de los tres primeros equipos del club, bastante indicativas de su estado de salud.

No es así como funciona el Levante

Los números no dejan ningún resquicio a la hora de catalogar a Paco López como el mejor entrenador de la historia del Levante UD. Convirtió a un equipo perdedor en otro ganador, la plantilla se ha revalorizado, juega con un estilo propio, cumple los objetivos y está a las puertas de una final. Sin embargo, se le cuestiona a cada derrota. Hace unas semanas, cuando con la tormenta de Morales se sintió en un conflicto, ese nivel de crítica le encolerizaba; ahora solo le provoca media sonrisa, lo que habla bien de su evolución. En contra de lo que alguno piense, Paco no tiene una corte de periodistas a sus pies, aunque es cierto que disfruta de buenas complicidades.

Puede que lleven algo de razón los que abogan por dejarse de inventos y poner a los mejores en partidos como el del domingo en lugar del de hoy. Pero esto no funciona así y en el Levante menos. Las persistentes lesiones musculares están a la vuelta de la esquina y es un error morrocotudo dar por sentado que contra el Atlético se van a sumar cero puntos, lo mismo que se pensaba contra el Madrid. A estas alturas debería estar claro que una de las suertes en Orriols ha sido dar con profesionales como él tan ligados al club y a València.