15/04/2021

Un entrenador con garantía de "rendimiento"

Es verdad que Marcelino tiene que conformarse con el Athletic Club. Pero el dardo de Mateo Alemany ha ido al centro de la diana...

Un entrenador con garantía de "rendimiento"

Un entrenador con garantía de "rendimiento" / SD

Rafa Marín

Rafa Marín

Es verdad que Marcelino tiene que conformarse con el Athletic Club. Pero el dardo de Mateo Alemany ha ido al centro de la diana. Y hasta el tercer elemento de aquel trío, Pablo Longoria, es el flamante presidente del Olympique. Empoderado a sus 34 años por el magnate Frank McCourt, cada declaración suya rebosa lógica y añoranza a partes iguales. Si sigue predicando con el ejemplo, que no tiene porqué dejar de hacerlo, su know how que se dice ahora es lo más parecido a un círculo virtuoso.

Lo es, al menos, para cualquiera que lleve en su ADN la necesidad de competir contra los mejores sin tantos recursos. «Tienes que pensar que los dos activos más importantes de un club de fútbol son el estadio propio y cada uno de los jugadores que tienes en tu plantilla, que siempre se revalorizan no solo por la calidad individual que tengan sino por el rendimiento colectivo y, sobre todo, por el resultado deportivo», expone el antiguo scout, que llega en una entrevista con el diario «El País» al meollo de la cuestión: «Creo que el resultado deportivo es el mayor vehículo de canalización de un ejercicio económico: cuando tienes buenos resultados, todos los ingresos aumentan. Tienes que hacer fútbol de una forma ética y equilibrada. ¿Cómo? Buscando un resultado deportivo pero también teniendo activos dentro de tu plantilla que sean jóvenes y exportables; porque la compraventa es lo que te permite hacer el equilibrio económico o lograr el superávit».

A la espera de si hay estadio nuevo o no, la calidad individual del Valencia no se discute ni aún después del festival de traspasos. Sin embargo, el rendimiento colectivo y los resultados dejan mucho que desear, consecuencia de haber hecho las cosas (o no haberlas sabido hacer) de una manera ética y equilibrada. De todos los errores, eso sí, únicamente el de la continuidad del entrenador ha sido más grave que el de su elección.

A partir de que Javi Gracia gritase fuego con la mecha en la mano, cada chispa ha sido un incendio. Con el banquillo convertido en una trinchera, los disparos han ido para todos lados. Otra cosa es que en el campo parezcan al aire, ya sea con las idas y venidas con Guedes y Maxi o para sacar y meter en el armario a los Kang In, Vallejo y Yunus. Estando el señor Lim cualquier cosa es posible, pero todo lo que no sea ejercer la cláusula de escape marcará el arranque de otro proyecto fallido. El Valencia no necesita darse más tiros en el pie sino un técnico que se dedique en cuerpo y alma, como dice Longoria, a sacar «rendimiento». Sin ponerle los nombres que todo el mundo tiene en la cabeza y que son los más potables que ofrece el mercado para un equipo como el Valencia, el tema está en que continuar haciendo lo mismo no garantiza mejores resultados sino que parece garantía de repetir errores.