Esta noche hay que disfrutar con independencia del resultado y de lo que realmente ocurra en el césped. Nada más, sin ni siquiera pensar ya en el sorpasso o en todo eso que está de vuelta. La ocasión lo merece. Han sido muchos meses, demasiados, con las gradas desiertas. Volver al fútbol es un triunfo y como tal hay que celebrarlo. Tiempo habrá para lo demás, que por cierto no es poco lo que se viene. Y es que en este momento en el que se empieza a vislumbrar la normalidad, la vieja más que la nueva, lo de menos es el partido.

Va a ser la primera vez que 5.000 afortunados disfruten del remodelado Ciutat y de su espectáculo de luces y sonido, ese que hasta ahora solo se podía ver por la tele o desde detrás de los muros. Lo que toca es pegarse el gustazo, quien pueda. Y quien todavía no, al menos que empiece a relamerse pensando en la próxima temporada y en el momento de la verdad en el que salgan los nuevos abonos. Es cierto que ha sido un curso complicado y que el final lo ha empañado todo. Para los que lo han visto desde fuera ha sido raro. Pero también para los que están dentro, con un punto inexplicable. Pero hoy no es día de flagelarse sino de hacer un alto en el camino y empezar el proceso de reseteo.

Tiene que dar para todo

Competir sin objetivos no es fácil y al Levante está claro que se le ha hecho bola desde que se quedó sin ninguno cuando la permanencia fue virtual. Podemos seguir dándole vueltas a los motivos pero eso ya no va a cambiar y de lo que se trata es de que, llegado el caso, no se vuelva a repetir. Y es también fácil decir que hace falta una revolución porque todo el mundo lo ve, ya sean técnicos, entrenadores, directivos y hasta los propios jugadores.

Sin embargo, lo difícil es hacerla y que sea exitosa, como mínimo tanto como para volver a salvarse sin agobios. Todavía más en un momento de tanta incertidumbre como el actual, cuando la única certeza deportiva y económica es que hay que vender y que el mercado está como está. Hoy termina la temporada pero empieza lo bueno. Porque los futbolistas se van de vacaciones, esta vez en sentido literal y con ganas, pero los demás se quedan.

Primero hay que ingresar, ya se verá cuánto y por quién. Que Campaña no haya llegado a reaparecer ni siquiera de manera testimonial el último día ayuda poco con el que se suponía que era el principal activo, pero es algo con lo que se contaba. Luego tocará vaciar para hacer hueco en el fair-play. Incluso retocar contratos, ya sea el de Postigo o Duarte (con un año más por partidos) o el de Dani Cárdenas. Y, cómo no, fichar. Salvo milagro, otra vez a coste cero o con fórmulas de ingeniería financiera para no sobrecargar los costes. ¿Dará para todo? Hay que pelear.

Azul y grana, los colores en común entre Levante y San Lorenzo

Quico le dedicó unas palabras al santo padre, a quien dio la bienvenida «a su casa, la del rojo y azul como el Levante y como el San Lorenzo, unos colores que nos unen», Además, le pidió una bendición para el Ciutat y que «tenga siempre presente a los valencianos en su equipo». En su intervención, el papa tuvo un guiño: «La pelota de trapo simboliza el recuerdo de una época en el que el juego era mejor que la sofisticación exterior».