Pocos dirigentes hablan tan claro y aún menos dicen las cosas tal como las piensan. Germán Ros es una de esas excepciones en el mundo del deporte, uno de esos empresarios que ponen su patrimonio personal al servicio de una ilusión que en ocasiones apenas se valora. De esa y otras muchas cuestiones alrededor del club charló intensamente con SUPER.

Para empezar, hablemos del actual proyecto. ¿Cómo lo valora?

—Hasta ahora lo veo todo bien, no vamos mal. En Europa estamos haciendo un buen papel y en la Liga Femenina estamos siendo superiores al resto de equipos. Creo que estamos yendo de menos a más y eso es lo importante. Hemos tenido un cambio de entrenador para bien. Creo que no era ninguna apuesta arriesgada, lo meditamos y sabemos que está trabajando bien con las jugadoras. Por tanto, bajo ese punto de vista las cosas están saliendo según lo previsto.

—¿Ese cambio de técnico está siendo clave para que las cosas estén funcionando bien?

—Algo tiene que ver, está claro, porque si no no hubiéramos cambiado. No creo que en todo, pero tiene su parte de culpa, la otra la tienen las jugadoras, todo el staff y los que integramos el club.

—Exactamente, y ahora que han pasado varias semanas, ¿por qué se produce la salida de Hejková?

—Se produce por algo muy sencillo, porque no todo lo que empieza bien termina bien. Vimos que ella empezó bien pero creíamos que no iba a terminar bien. Por eso tomamos la decisión, que por otra parte es la que había que tomar, ni más ni menos. Nosotros somos los que tenemos que decidir, y decidimos.

—Teniendo en cuenta su palmarés y experiencia, ¿le sorprendió su actitud o la forma de trabajar?

—Siempre te sorprenden cosas de todas las personas, cada persona es un mundo. También hay que ver que ese palmarés lo consiguió con unos equipazos tremendos y quizás con otro bagaje de jugadoras, con jugadoras más jóvenes y en su mejor momento... eran otras circunstancias. Aquí no es que lo hiciera rematadamente mal, pero todos tenemos derecho a cambiar de entrenador porque es un factor importante dentro del equipo, aunque tampoco pienso que sea el fundamental. Eso sí, es clave en los momentos importantes.

—¿Fue una decisión suya, de Carme Lluveras o consensuada?

—Siempre estamos con este tema. No sé por qué preguntáis si es decisión de uno o de otro.

—Igual porque es necesario aclararlo…

—Las decisiones se toman entre los dos. Lo que no hago es meterme en cuestiones tácticas o en alineaciones, pero siempre digo lo mismo, no soy ingeniero industrial pero sé si una máquina funciona o no funciona. No hace falta ser ingeniero para saberlo. Y por tanto claro que tomo decisiones, como cualquier empresario toma decisiones en su casa sin ser ingeniero o especialista en informática. Eso es así. Esto es como cualquier empresa, tiene que salir bien porque si una máquina está funcionando bien se ve enseguida ¿o no?. Todos saben cuando un equipo juega bien o mal, y desde ese punto de vista veíamos que esto no iba nada bien.

—¿Le molesta que esa decisión fuera censurada en algunos foros?

—Si aciertas nadie te va a censurar luego, lo importante es tener las agallas para cambiar el rumbo y tomar las decisiones. Unas decisiones que se piensan y se meditan, pero que cuando las tomamos no lo dudamos ni un segundo. Analizamos muy bien lo que ocurre ya que si no seríamos unos irresponsables.

—Por cierto, ¿cómo valora las duras críticas de Natalia Hejková días después de su marcha?

—No le doy mucha importancia, era una trabajadora más dentro del club y ya está, y si no es así que venga aquí y que los ponga ella. En ese sentido sólo puedo decir que me pareció una ´pataleta´ a la que no hago ni caso. Prefiero tomármelo así, lo veo hasta normal en una persona de la que prescindes.

—No obstante, ¿imagino que no compartirá mucho de lo que dijo?

­—No son verdad las cosas que dijo, son mentira. Aquí el entrenador es una pieza más y tiene que estar al día, compartiendo y viviendo el club. Esto no es un juego de niños.

—Lo que es evidente es que ahora sí se le ve ilusionado...

—Lo que no se me ve es enfadado, pero ilusionado siempre. Uno cuando arriesga tiene que ganar y siempre hay que darlo todo. En este momento estoy ilusionado porque estamos consiguiendo un nivel importante, aunque todavía no estamos al más alto nivel de juego. Pero esperemos que llegue.

—Esta es la sexta temporada en la que confía en Carme Lluveras como General Manager. ¿Esa confianza es la misma que al principio?

­—Sigue siendo la misma, bajo el mismo punto de vista y la misma solvencia. Exactamente igual. Los grandes proyectos funcionan así, con la gente a largo plazo. La estructura no se ha cambiado, ha cambiado la decoración, pero la estructura sigue siendo la misma. No hay ningún problema y tampoco hay mucho más que decir. Ella sabe perfectamente cual es su sitio y cual es el mío, y eso lo tiene más claro que el agua.

—Es decir, que no existe ningún problema entre ustedes...

—Cero patatero.

—¿Eso quiere decir que este verano volverá a renovarle en su cargo?

­De momento sí, no hay ningún problema. Pero tanto Carme como el presidente, que también renueva año a año. Tampoco sé lo que pasará mañana, pero ahora mismo está todo fenomenal.

—Lo digo por anticiparme a los comentarios de este verano sobre su posible salida del club, la marcha de Carme Lluveras, la disminución del presupuesto...

—Todos los años es la misma historia, pero ahí estamos. Además esa es una decisión muy personal nuestra y del club. Nosotros no tenemos que demostrar nada ya, es imposible demostrar más de lo que hemos demostrado. Con lo cual esa decisión no me preocupa en absoluto. Otra cosa es que nos quieran desestabilizar desde no sé muy bien dónde, pero no me importa.

—Tras tantos años ganando, ¿le molestó la poca comprensión que tuvo el proyecto del año pasado?

—No le doy mayor importancia.

—Se lo preguntaré de otra forma. ¿Se ha sentido solo o con muy poco apoyo por parte de la sociedad valenciana, la prensa o las instituciones?

—Las instituciones siempre van a sus intereses y a arrimar el ascua a su sardina. Bajo esta perspectiva el tema es complicado porque todo está volcado en el fútbol, con cosas que no puedo ni podré entender jamás. Luego sale todo a relucir, subvenciones, tanto dinero,... pasa lo que pasa. ¿Y quién se hace cargo de todo eso?. Todos, entre ellos también nosotros. Pues entonces que miren a ver como distribuyen todos los temas, por ahí si que tenemos que decir que aquí ha llegado poquita cosa.

—¿Está cansado?

—No, que va, eso nunca.

—Y si este año se gana la Euroliga Femenina, ¿luego qué?

—Pues no lo sé, pero primero hay que ganarla. Supongo que tendremos más nombre, vendrán jugadoras importantes más baratas, más sencillas. El mercado está cambiando mucho, todo está cambiando un montón.

—Ese título que sería para usted, ¿el broche de oro a una gran etapa o el principio de una época gloriosa para el club?

—Podrían ser las dos cosas. Hemos tenido ya una gran etapa, hemos hecho muchas cosas y también puede ser el principio de una época dorada en la que demos un salto de calidad. Si seguimos con la plantilla adecuada ese título nos daría un salto de calidad importante, e infundiría respeto. Y podemos lograrlo porque estamos contentos con el equipo que hemos hecho .

—Y si no la ganan, ¿qué?

—Si no la ganamos, pero la peleamos, no pasa nada, ¿qué vas a hacer?. No me gustó como la perdimos aquí, es verdad, pasó algo raro pero no hay nada que reprochar. Se perdió una gran oportunidad para el club y las jugadoras, pero ahora si se pierde contra los equipos que hay, que son los favoritos aunque parezca que no, no pasa nada.

—Más que un sueño, la Euroliga ¿es una obsesión para usted?

—No, para nada, hay otras cosas más importantes. Creo que vamos bien, por buen camino y que tenemos posibilidades si nos respetan las lesiones y tenemos algo de suerte. Pero obsesiones no. Lo he dicho siempre, la Euroliga no debe ser una obsesión sino no vamos a ganar nada. Si las jugadoras se obsesionan la hemos liado.

—Por último, con las posibilidades del club, ¿cree que podrá repetir o mejorar una plantilla como la actual?

—Sí. Tengo mis ideas y siempre se puede mejorar. Según en que puestos y acertando se puede mejorar, aunque es difícil.