Un vídeo grabado en el barrio de Grapa de Castellón, en concreto en la Plaza Bucarest, frente al Skatepark, ha circulado rápidamente estos días por buena parte de los teléfonos móviles de los jóvenes de la capital de la Plana y resto de provincia. En el mismo se aprecia como una joven menor de edad propina un contundente puñetazo a otra, que no muestra la más mínima oposición ante el potente golpe. “Se le ha caído un diente”, asegura uno de los testigos entre cobardes sonrisas de aprobación del grupo. 

Las imágenes producen impotencia, desasosiego y rechazo, pero el vídeo se ha viralizado e incluso difundido a través de redes sociales en perfiles con pocos escrúpulos que no querido ni tapar el rostro de la víctima. Por suerte, la acción no quedará impune. La autora de la agresión ha sido identificada y acusada de un delito de lesiones, lo que debería servir para que desista a la hora de proseguir con estas violentas acciones.

¿Macabro juego y/o acoso escolar?

Este tipo de agresiones provocan graves consecuencias que van más allá de las posibles lesiones físicas. En el caso de la víctima, el psicólogo forense Mario Pérez aconseja lo siguiente: "Hay que denunciar este tipo de acoso, tanto al centro en el que se estudia como a los padres y las autoridades competentes". Mario, perito judicial especialista en este tipo de casos, lamenta a su vez que las redes sociales sirvan para amplificar el estigma: “Antes el acoso se reducía al aula, ahora dura 24 horas porque los vídeos circulan en redes sociales y estás todo el día sufriendo. Los menores están más expuestos que nunca a esta situación traumática”.

Las personas más dominantes de los grupos son quienes establecen las reglas y otros, sea por timidez o por lo que sea, se prestan a participar en todo tipo de humillaciones

El psicólogo forense asegura que ha tratado ya en jóvenes acosados "trastornos muy graves que van desde la ansiedad a depresiones muy fuertes en niños muy pequeños". Sobre el porqué en este caso en concreto la víctima no reacciona al golpe, Mario Pérez asegura lo siguiente: "Sin conocer el caso puedo dar alguna pincelada. Los menores necesitan encajar y para ello pueden admitir incluso ser agredidos por los líderes del grupo". El perito judicial va más allá a a la hora de señalar que "parece extraño, pero es más habitual de lo que nos pensamos. De forma recurrente se ponen de moda ciertos juegos que consisten en agresiones, a veces consentidas por las víctimas que buscan encajar en el grupo por presión social, y otras no consentidas".

Considera el especialista, que ha tratado situaciones similares en toda la Comunidad Valenciana, que "en primer lugar hay que hablar con los menores y conocer las causas de estos comportamientos. A veces los centros, por falta de recursos o ganas, no abordan los problemas como deben, pero hay casos extremos que no pueden dejarse pasar". Recuerda Pérez que "hace cierto tiempo se puso de moda dar guantazos, después tirar al suelo y ahora parece que se lleva dar puñetazos. Las personas más dominantes de los grupos son quienes establecen las reglas y otros, sea por tímidez o por otros motivos, se prestan a participar en todo tipo de humillaciones".