Prisión, comunicada y sin fianza. Esa ha sido la decisión del magistrado titular del Juzgado de Instrucción número 5 de Zaragoza que, en funciones de guardia, ha tomado declaración a Adil Lazizi, el marroquí de 45 años que asesinó a su vecina de rellano el pasado lunes en el zaragozano barrio de San José. El hombre llevaba más de dos años en busca y captura tras no regresar de un permiso del centro penitenciario en el que cumplía una condena de 21 años de cárcel por matar, también a cuchilladas, a una joven turista francesa en el año 2001, en Madrid.

El magistrado considera que hay indicios suficientes para tomar esta medida cautelar ante la gravedad de los hechos por los que fue detenido junto al cadáver por la Policía Nacional. Tanto por la gravedad del delito que se le imputa, el asesinato, como por el riesgo de fuga evidente con el antecedente de la huida en enero del 2020 en el asunto ocurrido hace 21 años. Asimismo, tenía vigente, tal y como publicó EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, diario que pertenece a este mismo grupo, una orden de búsqueda, detención e ingreso en prisión del pasado mes de marzo cuando reactivó el caso la Audiencia Provincial de Madrid por quebrantamiento.

La comparecencia ante el juez, la Fiscalía que pidió la prisión y los abogados defensores, Carmen Sánchez Herrero y Luis Ángel Marcén, se produjo por videoconferencia con el hospital universitario Miguel Servet de Zaragoza, donde permanece ingresado Adil Lazizi por el corte que presentaba en el abdomen y que, según él, se lo hizo la víctima.

Sobre el asesinato explicó lo mismo que ante los agentes que Cristina, de 32 años, le llamó al timbre «como hacía tantas veces porque estaba obsesionada conmigo». «Siempre pasaba a pedir cosas», apostilló, mientras destacó que sabía que a esa hora, sobre las 21.55 horas, él estaba solo en la casa y que su novia estaba trabajando. «Tardé en ir hacia la puerta, me asomé a la mirilla y vi que volvía a su casa, así que abrí la puerta para saber qué quería y me clavó el cuchillo en el abdomen», relató. 

En ese momento, según este hombre de 45 años, ambos cayeron al suelo, momento en el que él trató de quitarle el arma blanca hasta que lo consiguió. Ahí, sin poder recordar cuántas cuchilladas le dio, le asestó varias y la última en el cuello. La dejó sobre el descansillo y salió a la calle a pedir ayuda, según su versión.

Los gritos de la víctima sobre las 21.55 horas alarmaron a un vecindario que llamó a la sala del 091 de la Policía Nacional. Cuando varias patrullas de la Brigada de Seguridad Ciudadana de la Jefatura Superior de Policía de Aragón llegaron al lugar, la víctima estaba muerta sobre el suelo del rellano y Adil Lazizi estaba herido, aunque llevaba consigo el cuchillo. Sobre la procedencia de ese arma, el juez le ha preguntado de quién era y el hombre aseguró que no se acordaba. Le reclamaron que lo tirara al suelo antes de arrestarle y él lo aceptó no sin antes gritar hacia el cielo: «El hombre es culpable siempre».